La resistencia antimicrobiana (VI)
13 de febrero de 2018
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Tal como apuntan datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la resistencia a los antimicrobianos pone en peligro la eficacia de la prevención y el tratamiento de una serie cada vez mayor de infecciones por virus, bacterias, hongos y parásitos. Razón por la que supone una amenaza cada vez mayor para la salud pública mundial, que requiere medidas urgentes por parte de todos los sectores del gobierno y la sociedad.
La presencia de este fenómeno está aumentando en todo el mundo a niveles peligrosos. Día tras día están apareciendo y propagándose en todo el planeta nuevos mecanismos de resistencia que ponen en peligro la capacidad para tratar las enfermedades infecciosas comunes. Así, un creciente número de infecciones como la neumonía, la tuberculosis, la septicemia, la gonorrea o las enfermedades de transmisión alimentaria, son cada vez más difíciles y a veces imposibles de tratar, a medida que los antibióticos van perdiendo eficacia.
En los países donde los antibióticos se pueden adquirir sin receta médica para uso humano o veterinario, la aparición y propagación de la farmacorresistencia empeora. Asimismo, la ausencia de directrices terapéuticas normalizadas para el personal sanitario y veterinario, aumenta la tendencia a prescribir antibióticos y a que la población general los consuma en exceso.
Es por ello que, si no se toman medidas urgentes, el mundo está abocado a una era post-antibióticos en la que muchas infecciones comunes y lesiones menores volverán a ser potencialmente mortales.
Para prevenir y controlar la propagación de la resistencia a los antibióticos existen medidas que la población general puede poner en práctica. Entre ellas están tomar antibióticos únicamente cuando sean prescritos por el médico. No pedir antibióticos si el facultativo dice que no son necesarios y seguir siempre las instrucciones medicas respecto al uso de ellos.
También se recomienda no utilizar los antibióticos que le hayan sobrado a otras personas y prevenir las infecciones aplicando medidas higiénico-sanitarias como lavarse frecuentemente las manos, preparar los alimentos en condiciones higiénicas, evitar el contacto cercano con enfermos, adoptar medidas de protección en las relaciones sexuales y mantener las vacunaciones al día.
Una recomendación muy importante es preparar los alimentos en condiciones higiénicas tomando como modelo las cinco claves para la inocuidad de los alimentos de la OMS. Estas son: mantener la limpieza, separar alimentos crudos y cocinados, cocinar completamente, mantener los alimentos a temperaturas seguras y usar agua y materias primas inocuas, en lo cual resulta fundamental elegir alimentos para cuya producción no se hayan utilizado antibióticos con el fin de estimular el crecimiento ni prevenir enfermedades en animales sanos.
El sector agrícola también puede contribuir a prevenir y controlar la resistencia antimicrobiana adoptando entre otra medidas, administrar antibióticos a los animales únicamente bajo supervisión veterinaria, no utilizar antibióticos para estimular el crecimiento ni para prevenir enfermedades en animales sanos, vacunar a los animales para reducir la necesidad de antibióticos y utilizar alternativas a estos siempre que estén disponibles.
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