La realidad de un charanguero (II)
28 de noviembre de 2023
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En la ejecución de la flauta de cinco llaves, han sido muchos los interpretes que han alcanzado un amplio destaque en la música popular bailable cubana. Esto ha contribuido a redondear la sonoridad del formato instrumental, conocido como charanga a la francesa. Flautistas de la talla de Miguel Vásquez “El moro”, Antonio Arcaño, Juan Pablo Miranda, Aurelio Herrera, Panchito Flauta Mágica, Juanito Ramos, los hermanos Lozano, Pancho el Bravo, y el inmenso Richard Egües, han contribuido, a que la charanga, se coloque entre los formatos de la vanguardia musical de Cuba, preferido por consumidores de la música, con arreglo al baile.
El formato charanga a la francesa, ocurrió en el ámbito musical de Cuba a finales del siglo XIX. En principio, como alineación instrumental para hacer música de regimiento, o sea, música militar. Los instrumentos empleados para estos menesteres, eran los mismos que usaban las bandas militares, con la diferencia de usarse algunos pocos y muy seleccionados.[1]
A principios de la década de los años treinta, bajo el curioso apelativo de “El moro eléctrico”, se dio a conocer en Cienfuegos uno de los grandes flautistas charangueros de todos los tiempos: Efraín Loyola.
Nacido en la ciudad de Cienfuegos en 1916, en la calle Cristina, entre San Fernando y San Carlos, su formación escolar, ocurrió en una escuelita de la calle San Carlos, entre Tacón y Cuartel, alcanzado el cuarto grado de escolaridad. Entonces Loyola vivía prendido al sueño de llegar a ser un músico charanguero; pasando el tiempo, llegó a ver realizada su gran ilusión: llegar a ser un destacado músico charanguero.
Pero muchos antes, Efraín Loyola, tuvo que pasar por infinidad de calamidades económicas y raciales, hasta que un amigo de la familia, nombrado Pedro Lores, le fabricó un cajón para limpiar zapatos. Así se mantuvo por un tiempo, e incluso, llegó a vender periódicos por algunos años, hasta que, en 1926, comenzó a trabajar como aprendiz de panadero y simultáneamente, recibir clases generales de música del profesor Dagoberto Herrera.
[1] Tomado de Efraín Loyola: La huellas de un charanguero. Material audiovisual confeccionado por UNEAC de Cienfuegos. Proyecto audiovisual. dirigido por Bárbaro Cabezas García.
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