La ópera en Brasil (II)
19 de julio de 2013
|Como expresé en mi comentario anterior, Carlos Gomes es el compositor de ópera más importante de Brasil, del siglo XIX. De él continuaré hablando hoy.
Pese a que la ópera surgió en Italia, donde alcanzó su mayor esplendor, y de que muy pocas veces se presta atención a compositores latinoamericanos del género, el talento de Carlos Gomes despertó el interés de aficionados y especialistas, desde sus primeros estrenos en el Teatro de la Ópera de Río: Una noche en el castillo y Juana de Flandes, que motivaron a Pedro I a concederle la Orden de Rosas, y a enviarlo al “país del canto”, sitio con el que siempre había soñado el joven músico. Allí se estableció, se casó, y escribió obras ligeras para dos revistas musicales, sin abandonar sus estudios y la creación de óperas, entre cuyos títulos figura: O´Guaraní, estrenada en L´Scala de Milán cuando Carlos tenía treinta y cuatro años, y recibió elogios del propio Verdi. Después, esta ópera fue escuchada en París, Moscú, Estocolmo, y en el Covent Gardens de Londres.
Carlos Gomes no utilizaba con frecuencia argumentos de su país natal en las óperas, pero era en su música, en la utilización de timbres, melodías y armonías, donde se respiraba el espíritu del Brasil que tanto amaba. Cuando estrenó: O´Escravo en Río, basada en la esclavitud, quedó claro que era partidario de la abolición, pues veinte años atrás, en O´Guaraní, había abordado el mismo tema.
Portador de un gran prestigio y gran fama, Carlos Gomes nunca desechó la idea de regresar definitivamente a Brasil, donde podía contribuir al desarrollo musical del país. Además, ahora solicitaban sus servicios como director del Conservatorio de Río, donde tanto le habían aportado las enseñanzas del maestro Francisco Manoel. Pero un hecho inesperado le haría posponer su sueño: la caída de Pedro II, su protector de siempre. El nuevo gobierno pretendía que Carlos escribiera el Himno de la República, pero el compositor no estaba dispuesto a traicionar sus principios y prefirió quedarse en Italia, escribiendo entonces la ópera El cóndor, que fue estrenada en L´Scala con rotundo éxito; no obstante, su oratorio Colombo, estrenado en Brasil, no corrió la misma suerte, porque el público se sentía ajeno a ese género. Comenzó entonces a declinar su fama y también su salud. No obstante, aceptó la dirección del Conservatorio de Belem do Pará, en Brasil, pero de paso por Lisboa, dirigió su primera y exitosa ópera: O´Guarani . Pocos días después de llegar a Belen, falleció, y su cadáver fue trasladado para su pueblo natal.
Carlos Gomes tenía sesenta años al morir, y sus óperas marcan un “hito” en la historia del género en Latinoamérica. Cierto que en ellas no aparecen los elementos del folclor musical del país como ocurre en las de Heitor Villa-Lobos, porque él nació en medio de una cultura traída por la realeza portuguesa, y luego completó su formación musical en Italia. Pero aunque nunca tuvo contacto directo con las manifestaciones populares brasileñas, tan despreciadas entonces, en sus óperas se aprecian elementos sonoros que, en su infancia y adolescencia, había escuchado en su pueblo natal. Al respecto, la profesora Carmen Valdés escribió: “Se ha afirmado que las mejores arias y danzas de O´Guarani y O´escravo suenan como modinhas y batuques, que en su música hay “un eco lejano de las selvas, de las aguas, de los vientos de Brasil, música ésta capaz de perdurar, de formar parte de lo mejor de la herencia cultural brasileña”. Y este es el gran mérito del brasileño genial.
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