La música en la Edad Media
31 de marzo de 2020
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Entre los rasgos más sobresalientes de la Edad Media debo referirme al desarrollo de la polifonía vocal, que comenzó a en el siglo IX. Al principio no fue muy aceptada, porque el oído estaba acostumbrado a la homofonía, y la interpretación a varias voces confundía un poco. No voy a entrar en detalles técnicos, pero sí debo decir que la homofonía caracterizó al “canto llano”, al unísono y sin acompañamiento instrumental, utilizado en la iglesia de la Baja Edad Media, y a partir de que el Papa Gregorio el Magno hizo una selección de ellos, se denominó “canto gregoriano”, que trascendió en el tiempo, y se convirtió en el núcleo principal de la liturgia, en la Iglesia Católica, porque se adapta muy bien a las palabras en latín.
En cuanto a la polifonía, alcanzó la cima con la Escuela de Notre Dame, entre cuyos compositores más importantes estaban Léonin y Pérotin, quienes cultivaron las formas más importantes de la polifonía en la Baja Edad Media: el “motete” (basado en una melodía del canto llano), y el “conductus”, que tenía un ritmo más sencillo y utilizaba una melodía profana u original.
La polifonía vocal tuvo mucho que ver con el desarrollo de la notación musical. Los griegos habían utilizado nombres de letras para las notas de la escala, y fue el sistema que pasó a la Europa medieval gracias a Boeccio. Alrededor del siglo VII comenzaron a utilizarse los “neumas” en el canto llano. Eran signos que representaban notas o grupos de notas para indicar al cantante cuándo debía ascender o descender; pero no señalaban los intervalos exactos. Fue el monje benedictino Guido d’Arezzo, quien en el siglo XI inventó el nombre silábico de las notas, sistema que aún se utiliza.
A la polifonía de la Baja Edad Media (siglo XIV) se le denominó “Ars Nova”, para diferenciarla de la “Anticua”. El nuevo estilo utilizaba mayor variedad en el ritmo y en el movimiento de las voces. Entre sus compositores más importantes están: Philippe de Vitry, Guillaume de Machaut y Francesco Landini.
Durante la Baja Edad Media, tomaron gran auge los “juglares itinerantes” que divertían a los campesinos; también existieron los “juglares de gesta” que cantaban narraciones de carácter épico. Pero los más importantes fueron los nobles compositores-poetas, pertenecientes a la Edad Caballeresca que se extendieron por Francia durante los siglos XI, XII y XIII: los trovadores, que cantaban poemas muy elaborados y con variadas temáticas e influyeron en el nacimiento y expansión de la literatura vernácula europea. Entre sus representantes más sobresalientes tenemos a: Adam de la Halle y Bernard de Ventadour. El término ministril que se aplicó primero a los juglares, se generalizó después a los músicos profesionales, y surgieron así los Minnesänger o “cantores de amor” y los Meistersinger o “maestros cantores”, inmortalizados por Wagner.
De ambos escribiré en mi próximo comentario.
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