La Loratadina
5 de febrero de 2016
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La loratadina es un fármaco antihistamínico que desde el orden químico se clasifica como un tricíclico y clínicamente forma parte del grupo de los antihistamínicos no sedantes o de segunda generación.
A diferencia de los antihistamínicos clásicos o de primera generación, los antihistamínicos no sedantes o de segunda generación resultan más específicos en sus acciones, ya que actúan más selectivamente sobre los receptores histaminérgicos H1 y penetran menos en el sistema nervioso central.
Sus características farmacológicas permiten en la mayor parte de los casos su uso en dosis única diaria y su mayor selectividad, reduce considerablemente las reacciones adversas, sobre todo los efectos sedantes en comparación con los de primera generación.
Todas estas ventajas mostradas por la loratadina, han hecho de este fármaco uno de los antihistamínicos más empleados en los últimos tiempos en el tratamiento de las patologías alérgicas en nuestro país, siendo indicada para el alivio de los síntomas de urticaria crónica y otras afecciones alérgicas dermatológicas, los síntomas de la rinitis alérgica, como estornudos, rinorrea y prurito y la sintomatología de conjuntivitis alérgica, como lagrimeo y escozor de ojos.
Sin embargo, a pesar de sus beneficios terapéuticos, la loratadina puede provocar efectos adversos. Estos, aunque no son comunes, incluyen somnolencia, dolor de cabeza y sensación de sequedad en la boca, nariz y garganta.
También se pueden experimentar con loratadina, taquicardia o arritmia cardiaca, problemas de visión, mareos y debilidad muscular, en cuyo caso es preciso consultar al médico de inmediato.
La loratadina y sus metabolitos relacionados se excretan en la leche materna. Por su efecto anticolinérgico puede inhibir la lactancia. Así mismo, debido al riesgo de efectos adversos en el recién nacido como irritabilidad o excitación, se recomienda suspender la lactancia materna o evitar la administración del medicamento en esta etapa.
Una recomendación importante en caso de ocurrir el olvido de una dosis es tomarla lo antes posible y volver luego a la pauta de dosificación habitual, pero nunca tomar una dosis doble para compensar las dosis olvidadas.
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