La Habana, un año de cultura
27 de diciembre de 2013
|Concluye el año 2013 y si recapitulamos en la memoria, cuántos sucesos culturales vivimos en estos 365 días, quizá se nos haga difícil recordarlos todos. No hay que olvidar que La Habana es una de las ciudades de más intensa vida cultural de esta región del mundo, hasta el punto de que muchísimos de sus habitantes o de aquellos que la visitan se quejan de que es imposible seguir siquiera las ofertas más relevantes de sus carteleras.
A riesgo de parecer injusto, quiero consignar apenas algunos sucesos que conservo muy frescos en la memoria.
El Festival de Música Leo Brouwer es el primero de estos hitos. Un evento nada convencional, en el que sus organizadores derrocharon fantasía y originalidad para que no fuera una simple sucesión de conciertos, sino un encuentro de la música con las artes plásticas, la literatura, el cine y donde todo, hasta el hecho de entrar el público a la sala, estuviera marcado por una pura actitud artística. De él, destacaría el concierto de órgano en la Iglesia de Paula, la gala en el Teatro Nacional en homenaje al compositor Antonio Vivaldi y la celebrada el 10 de octubre, donde los versos de Martí hallaron justa expresión en las composiciones de Pablo Milanés.
Por su parte, el Festival de Teatro, aunque tuvo en su programación obras de los más diferentes credos estéticos, abrió de forma excepcional con la presentación de la versión escénica de Ana Karenina, a cargo del Teatro Vajtangov de Moscú. La puesta, que prescinde de la palabra para trasmitirnos pasajes esenciales del clásico de Tolstoi, a partir de la danza y la mímica, tuvo una maestría singular que fascinó al público que llenaba la Sala Avellaneda del Teatro Nacional.
En el mundo de las artes plásticas, hubo diversidad de muestras, tanto en el Museo Nacional como en la red de galerías, sin embargo, continúa prendida en mi memoria una ofrecida por la Galería La Acacia, en homenaje al pintor Mariano Rodríguez. Lo especial en ella era que no se exhibían obras conocidas de este creador, sino que se abrían para los asistentes carpetas en las que había dibujos poco divulgados, así como proyectos para obras mayores, que favorecían el conocimiento de las búsquedas y tanteos del célebre autor de los Gallos, por otra parte, la exposición se completaba con los murales que Rodríguez realizó en su estudio y que, gracias a modernas técnicas de conservación, pudieron ser removidos sin daño alguno de allí para ser exhibidos de forma independiente.
Del mundo de la literatura y el libro tendría que recordar los sucesos relacionados con los 150 años del natalicio del poeta Julián del Casal, entre los que resaltan: la edición de una antología de sus versos, seleccionada por Salvador Arias y que fue difundida en buena parte del territorio nacional y el ciclo de conferencias ofrecido por miembros de la Academia Cubana de la Lengua en el Colegio San Gerónimo. Por otra parte, la reapertura de la Librería Alma Mater en la céntrica esquina de Infanta y San Lázaro, ha regalado a los habaneros otro espacio no solo para adquirir libros, sino también para encontrarse con los autores y conversar sobre las bellas letras, las ciencias sociales y las humanidades en general.
Otra persona quizá trazaría un derrotero diferente, pero esta es una de las rutas posibles en la cultura de 2013 que he querido traer a quienes siguen De las artes y las letras.
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