La enfermedad de Menière

7 de noviembre de 2018

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Diana García García

 

 

Vértigo o mareos fuertes, tinnitus o silbido en el oído, pérdida de audición y una sensación de que el oído está lleno o congestionado, son todos síntomas de la enfermedad de Ménière, los cuales resultan de la acumulación de líquido en una porción del oído interno conocida como el laberinto, el cual contiene los órganos del equilibrio y de la audición.

Este síndrome fue descrito por primera vez por el médico francés Prosper Ménière en 1861. El mismo afecta a cerca de 190 de cada 100 mil personas y tiene mayor prevalencia en el sexo masculino y en la edad adulta.

Al ser una enfermedad poco conocida, su diagnóstico exacto no resulta fácil. En general, se diagnostica por exclusión de otras causas de vértigo.

Si bien esta patología no tiene cura de momento, existen diferentes elementos que se pueden conjugar para conseguir un tratamiento que reduzca al mínimo sus efectos.

Un primer abordaje es reducir el estrés, ya que se cree que el estrés emocional propicia los ataques, por lo que hacer ejercicio y mantenerse en forma es un buen consejo.

También se aconseja reducir el consumo de sal para no aumentar la presión del fluido en el oído interno.

Los medicamentos como la betahistina o Serc y Vastarel ayudan a muchos pacientes, en otros casos los antihistamínicos y diuréticos son más útiles, pero siempre ha de ser el especialista quién aconseje qué fármacos tomar.

Para los casos en que el vértigo resulta muy difícil de tratar, existe la opción de recurrir al dispositivo de Meniett. Esta terapia consiste en la aplicación de presión en el oído medio para mejorar el intercambio de líquidos.

El tratamiento con gentamicina también suele ser eficaz. Este antibiótico se inyecta en el oído medio para anular el sentido del equilibrio del oído afectado y prevenir futuros ataques de vértigo. La parte negativa de esta opción es que es un tratamiento que se asocia con el riesgo de padecer pérdida auditiva, aunque para evitarlo se utilizan distintos protocolos de inyecciones seriadas a lo largo de días o semanas, para controlar el vértigo y vigilar la posible pérdida de audición.

Cuando ninguno de los tratamientos antes mencionados funciona, se puede recurrir a la cirugía del paciente practicándole una neurectomía vestibular o sección del nervio vestibular, la cual suele corregir los problemas de vértigo y conserva la audición del oído afectado. También se le puede practicar una laberinctomía, la cual está reservada únicamente para el caso de pérdida total de audición en el oído afectado.