La conservación de la energía (IX). Lo que el agua se llevó
18 de noviembre de 2016
|A la manera que el río hace sus propias riberas,
así toda idea legítima hace sus propios caminos
y conductos.
Ralph Waldo Emerson
Lo que se lleva el agua
El agua como disolvente universal es una sustancia indispensable para la vida. Disponer de agua es una necesidad para todos los seres vivos y en especial para los humanos.
Pero a veces la cantidad de agua que cae en la lluvia excede la que necesitamos y causa daños que pueden llegar a ser irrecuperables.
El agua que fluye en la naturaleza erosiona, gasta arrastra y se lleva lo que encuentra a su paso, si es agua que hemos acumulado o bombeado y se nos escapa o que al caer modifica el entorno, se lleva también los recursos que empleamos en ella, incluyendo la energía con que se bombeó.
El conocido como ciclo del agua es el proceso por el cual se describe las transformaciones energéticas del agua en la naturaleza. La energía solar produce la evaporación del agua, esta sube en forma de vapor y se condensa en superficies frías y en las nubes, dando lugar a las precipitaciones: lluvias, granizos, nieve, esta condensación alimenta y da lugar a los hielos de los glaciares, a los arroyos y ríos, a los lagos, lagunas y al océano; humedece y moja los terrenos y es asimilada por los seres vivos, y se vuelve a evaporar, cerrando el ciclo.
En el proceso se producen a diferentes escalas de energía, entre otros, fenómenos de arrastre, estancamiento y erosión que modifican y conforman la estructura natural del entorno, los paisajes y las disponibilidades de agua para la vida y la sociedad.
La fuerza del agua en la naturaleza
Hemos visto en la formación de los paisajes la acción del aire y el agua en su erosionar constante del relieve, así son producto de esta acción desde los valles fluviales, los paisajes con ríos que serpentean en su descenso, o los majestuosos cañones presentes en áreas continentales como el creado por el río Colorado.
Este poder modificador está presente a lo largo de muchos años o se manifiesta en fenómenos de gran intensidad y corta duración como las crecidas delos ríos y la acción de los vientos huracanados.
Así, la erosión causada por las aguas o erosión hídrica se clasifica por sus efectos y tenemos: la erosión de las costas, causada por los efectos de desgaste por oleaje y marea, como ejemplos podemos ver los acantilados costeros; la erosión fluvial causada por ríos, arroyos y en general todo el movimiento de las aguas superficiales encauzadas o no; la erosión glaciar causada por el movimiento de las grandes masas de hielo de los glaciares; la erosión por cambios de fase entre las que se cuentan la fractura de las rocas al congelarse el agua que se introduce en sus grietas y la gran fuerza que se produce al aumentar el volumen del agua al pasar a hielo, también el desmenuzamiento del suelo y de las rocas al perder el agua por el efecto de secado, lo que les hace perder cohesión.
La erosión hídrica puede afectar tanto a las rocas de cualquier tipo (ígneas, sedimentarias o metamórficas) que forman los basamentos o sustratos geológicos, como al resto de rocas fragmentarias que forman la superficie del planeta y los suelos, sobre todo los que han sido maltratados por una continuada explotación que le ha eliminado la protección de la cubierta vegetal.
La erosión en áreas construidas, viales y edificaciones se produce de forma similar, con el agravante de que hace perder sustentación a los edificios, deteriora las construcciones de gran tamaño como los viales, arrastra las cimentaciones y acabados de fachadas, se lleva a las viviendas y edificios en mal estado.
El arrastre de los escombros, por su parte, produce obstrucciones en los sistemas e alcantarillado, y se lleva el suelo de las áreas verdes en las ciudades.
El factor humano y la acción destructiva del agua
Muchas actividades humanas como la agricultura eliminan la capa protectora de vegetación, acelerando la erosión. Al cambiar el tipo de uso de la tierra se produce un aumento de la erosión y el suelo pierde sus nutrientes disminuyendo su fertilidad.
La eliminación de la vegetación hace desaparecer una protección del suelo ante los factores de erosión naturales, sobre todo en el caso de árboles y arbustos. La presencia de árboles permite la absorción del agua y el control del ritmo de evaporación, lo que mantiene la humedad del terreno lo que es favorable para la vida en el suelo.
Los árboles y arbustos de follaje tupido evitan la acción directa sobre el suelo de las grandes gotas de los aguaceros tropicales, pues estas se fragmentan y dispersan en forma de gotas más pequeñas.
La presencia de vegetación ayuda también a alcanzar la impermeabilización del suelo, por saturación al caer las lluvias, permitiendo el escurrimiento superficial sobre la infiltración al aumentar la cantidad de agua caída lo que evita el arrastre del suelo a la vez que disminuye las velocidades de las corrientes de agua.
Cuando las lluvias son intensas se puede producir también corrimientos o deslaves al modificarse las características mecánicas del suelo por la combinación de la penetración del agua con la inclinación de los terrenos.
Esto se puede agravar cuando grandes masas de terreno se deslizan sobre la parte inferior que permanece firme, al formarse entre ellas una capa de terreno que por la saturación de agua, se licúa , a este fenómeno se le llama deslizamiento y es frecuente en muchas zonas del planeta durante los períodos de lluvia.
Algunos de estos efectos son evitables, ya sea por el estudio del comportamiento de las condiciones meteorológicas en el tiempo, o sea las condiciones climáticas teniendo en cuenta los mejores lugares para los asentamientos humanos, construyendo obras ingenieriles para la canalización de las aguas, o previendo la conservación y uso de la vegetación para proteger el suelo.
En las áreas construidas el efecto de las aguas puede preverse aun en casos extremos, a través de criterios de diseño que tengan en cuenta cómo se comportan estas condiciones físico ambientales y los hábitos de uso y mantenimiento de las construcciones.
La lluvia y las precipitaciones en general forman parte de los factores ambientales que hay que tener en cuenta en cada momento y sobre todo desde las etapas de diseño y toma de decisiones al crear asentamientos humanos, modificarlos o realizar nuevas construcciones, y no solo cuando vemos que se acerca un huracán o que viene épocas de sequía o de lluvias.
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