La calle del Baratillo
15 de junio de 2022
|Centro histórico. La Habana Vieja.
La calle Baratillo en nuestro Centro Histórico, conserva esa imagen que evoca el paso de los siglos en su trayecto; a su vez, guarda incontables historias de las familias que la habitaron y de acontecimientos de la vida política y social de la ciudad, debido a su propio trazado, que va, desde la primigenia plaza de Armas a la de San Francisco, espacios trascendentales en la ciudad colonial. Con estas breves líneas los invitamos a recorrerla.
Debe su nombre, según cuenta el historiador José María de La Torre, porque se ubicaron en su trayecto, los primeros puestos de “ventas menudas”, los que se denominaron precisamente con ese nombre: Baratillo. En los primeros planos trazados de la ciudad se perfila su trazado, aunque no su nombre, de ahí su considerable antigüedad.
En esta calle, frente a la primitiva Aduana que tuvo la ciudad, muy próxima a las aguas de la bahía, a finales del siglo XVI, comenzó a construirse un edificio para Casa Consistorial o Ayuntamiento, que no llegó a tal fin, porque el gobernador Maldonado la vendió al capitán don Pedro de Pedroso. Es esta la antigua mansión de la familia de este apellido que, a pesar de las transformaciones sufridas con el paso de los siglos, desafía el tiempo. Actualmente en su espacio radica el teatro de marionetas El Arca.
El tramo que corría desde el citado edificio de la antigua Aduana a la plaza de Armas, se llamó de Villalta, porque en una de sus casas residió el marqués de este título nobiliario: marqués de Villalta, cuya mansión desapareció a consecuencias de un incendio a principios del siglo XX.
Refiere el historiador Santelices, que entre los vecinos más reconocidos durante la época colonial se destacaron los condes de Santovenia, la familia Jústiz, el marqués de Villalta, don Gonzalo Chacón, don Melchor de La Torre y la familia Pedroso, allá por el siglo XVIII.
La calle del Baratillo conserva su nombre hasta nuestros días. En su corto trayecto conserva importantes construcciones. Al caminarla encontramos el monumento conmemorativo de la fundación de la villa de San Cristóbal, el Templete, de aquí parte su trayecto. Le sigue la antigua mansión de los condes de Santovenia, hoy hotel Santa Isabel, que retomó el nombre del que allí existió a finales del siglo XIX. Después, se bifurca por el antiguo edificio de la Marina de Guerra, justo entonces llegamos a la que fue residencia de la familia Pedroso, en cuyo fondo se construyó el jardín Diana, en homenaje a la desaparecida Princesa de Gales y de ahí continúa hasta el costado del edificio de la Lonja del Comercio, donde termina.
La calle Baratillo es en nuestros días, exponente de la arquitectura entre los siglos XVIII y XX. Edificios que hoy desempeñan distintas funciones: los comercios conocidos por la Casa del Ron y la Casa del Café, hoteles, galerías, oficinas, usos compartidos con la función habitacional.
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