La cadena del medicamento
6 de febrero de 2015
|Más allá de cualquier interpretación que pudiera ocurrírsele a quien de antemano desconozca el significado de este término, muy empleado en el contexto del suministro farmacéutico, la cadena del medicamento puede ser definida como el conjunto de “eslabones” sucesivos que integran el ciclo de vida de los productos medicinales, desde su fabricación y registro, hasta su empleo por el usuario final o paciente.
En esta articulada cadena toman parte las autoridades sanitarias nacionales, responsables de establecer y exigir el cumplimiento de los requisitos obligatorios para formalizar el proceso de registro de los medicamentos en cada país.
El sistema de atención a la salud es otro eslabón determinante, ya que es el responsable de instaurar las políticas relacionadas con los medicamentos que formarán parte del cuadro básico del país, en función de las características de morbilidad de la población a nivel regional y nacional.
Los fabricantes son otro elemento muy importante, pues de su capacidad tecnológica y científica depende el suministro de productos de calidad legítima y reconocida.
Le sigue la distribución mayorista, el sector encargado de la comercialización a gran escala, que a pesar de ser un eslabón intermedio, es definitorio en el mantenimiento de la calidad de los productos y en el abastecimiento oportuno.
El médico y el farmacéutico son dos eslabones que juegan papeles decisivos, muy próximos al extremo distal de la cadena. El primero es responsable de una correcta prescripción y el segundo desempeña un papel decisivo en la dispensación del fármaco durante la venta minorista.
Como colofón de esta “peculiar” cadena está el usuario, consumidor o paciente, de cuya actitud consciente e información adecuada dependerá el “cierre” exitoso de cada uno de los eslabones precedentes. Por lo que reconocerse parte de ella y comprometerse con el uso adecuado de los medicamentos debe ser para cualquier paciente una obligación impostergable.
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