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La amistad entre José Martí y Serafín Sánchez

27 de septiembre de 2024

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Imagen tomada de Prensa Latina

 

Serafín Sánchez Valdivia nació en Sancti Spíritus  el 2 de julio de 1846, se desempeñó en su región natal como agrimensor y maestro hasta que se incorporó a la Guerra de los  Diez Años,  a cuyo término ya había alcanzado el grado de coronel. En la corta Guerra Chiquita ya fue promovido a general y peleó en la Guerra de Independencia, donde murió en combate en septiembre de 1896.  Vivió en República Dominicana y fue  hombre de confianza de Máximo Gómez. En 1891 viajó a Nueva York y allí inició su relación amistosa con Martí, la cual se acentuó al establecerse en Cayo Hueso y convertirse en uno de las más destacadas personalidades de la emigración en el Partido Revolucionario Cubano. Entre ese año y 1895 pasan de setenta las cartas martianas dirigidas a él. Por su elevado número y los temas y opiniones vertidos en ellas por el Delegado del PRC, es evidente que Serafín gozó de su plena confianza, y de ellas se desprende,  además, la intimidad afectuosa entre ambos hombres.

En una carta de abril de 1892 le dice Martí: “Mi querido Serafín: Ver letra suya es verdadero contento. Uno tiene sus amigos queridos, cuyo afecto es más grato y necesario, y si Vd ha de ser justo, robar con frecuencia a ese trabajo que le admiro algunos instantes para contármelo”.  Lo considera una de las columnas para levantar nuestro país, Deme hombres como Vd., y no tengo empacho en echarle a la  cara la celebración? de qué más vive uno, sino de que lo quieran los buenos?”  En otra comunicación, en respuesta una de Serafín, quejoso por no recibir noticias de Martí, le dice: “¿Conque no sabe Vd. recibir las cartas que no se escriben, y la amistad que se fía al correo del pensamiento?” Y le explica cómo todo el tiempo lo dedica a los preparativos revolucionarios.  Aprovecha además para solicitarle un texto para el periódico Patria acerca de algún revolucionario: “Así que se me sienta a la obra, y me cuenta con su elocuencia verdadera, una de aquellas vidas ejemplares.”

El 10 de marzo de 1893 Martí termina una  carta a Serafín en que le informa apretadamente y sin entrar en detalles mayores acerca de la marcha de los preparativos patrióticos,  y le pide. “Ayúdeme con su  cariño”.  Y en enero de 1894 Inicia así su respuesta a una carta de Serafín: “Me he bebido su carta. Vale vivir cuando se vive entre hombres, cuando en el rincón del cariño se ha dado asiento a hombres como Vd.” Y el 12 de noviembre de 1894 le escribe: “Aliénteme solo el cariño de un alma como la suya. —No quiero anticipar ni dar paso en falso”.

Serafín, por su parte, publicó un texto en El Cubano Libre, periódico hecho en la manigua mambisa,  el 30 de junio de 1896. El texto comienza así: ¿Y qué mejor apología podría hacerse del Héroe-Mártir  de Dos Ríos, que vivirá eternamente en el corazón de todos los cubanos, que ese sentimiento universal de duelo?” Y termina con esta otra idea hacia el futuro: “Al desplomarse en Dos Ríos aquel hombre inmaculado, atleta del patriotismo, acaso llegó hasta él, como el último dolorido eco de su Patria. El juramento, sin ira, de una hermosa venganza por la que llegue Cuba a ser ‘por sus heroísmos y sus dolores’, una República como Martí nos la prometía en que funden su hogar seguro el honor y bienestar de los hombres.”

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