Juan Cristóbal Gundlach
3 de enero de 2019
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Johannes Christopher Gundlach, o Juan Cristóbal Gundlach, pasó en Cuba más de 55 años. Ello, pese a que llegó para una breve estancia, en viaje de estudios.
Arribó a La Habana el 5 de enero de 1839. Era entonces un graduado universitario alemán perfectamente desconocido, de apenas 28 años y con toda su historia por escribir aún.
Dotado para la observación, excelente taxidermista y dispuesto para el trabajo, Gundlach quedó deslumbrado por la fauna cubana. Se trasladó a Canímar, en la provincia de Matanzas, y allí se dedicó al estudio de los variados componentes de la fauna del lugar. Nada escapó a su atención: los mamíferos, las aves, los insectos, los moluscos y crustáceos, los reptiles, todo le interesó…
Científico abierto a la colaboración, Gundlach estableció relación, primero epistolar y después personal, con el sabio cubano Felipe Poey, quien expresó de él:
“Gundlach es hombre que como Diógenes sabe beber en jícara y sin jícara, y todo lo da por bien empleado si descubre una especie nueva de insecto o molusco terrestre, o un pájaro que falta a su colección”.
Publicó muchos artículos y libros. La más significativa de sus obras la tituló Ornitología cubana – Catálogo descriptivo de todas las especies de aves tanto indígenas como de paso anual o accidental observadas en 53 años. Este volumen apareció en 1893 y es comparable a la mundialmente conocida obra Ictiología cubana de Felipe Poey.
En 1892 el Gobierno español le compró su colección de fauna cubana, pero Gundlach, poco apegado a la riqueza material, entregó el dinero a un amigo cuya familia lo había albergado en sus primeros años de estancia en Cuba.
Los trabajos de este laborioso alemán le valieron para ser nombrado miembro honorario de varias sociedades científicas europeas y americanas. En Cuba se le designó Conservador Vitalicio del Museo de Historia Natural de La Habana.
Su dinamismo, el incansable trajinar por los campos, así como el aire puro y el contacto con la naturaleza vigorizaron la salud de Gundlach, quien vivió 86 años. Murió en La Habana en 1896, cuando los cubanos a quienes había visto “crecer” tenían decidido y bastante adelantado el camino de la independencia.
La obra de Gundlach incluye numerosas monografías muy originales, está escrita en alemán, inglés y español, y sigue siendo de consulta obligada por los especialistas de hoy día.
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