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José Martí y sus apreciaciones sobre el amor y la amistad

14 de febrero de 2019

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Javier Guerra Amistad, 2009 Mixta sobre papel 203 x 97 cm Colección privada del artista

“Amistad”, Javier Guerra, 2009, Mixta sobre papel, 203 x 97 cm, Colección privada del artista

 

José Martí en su libro de poemas titulado Versos Sencillos, que escribió en 1890 en una zona rural de los Estados Unidos de América, cuando estaba reponiéndose de problemas de salud que confrontaba, se refirió tanto al amor como a la amistad, incluso estableció un paralelismo entre ambos conceptos..

Él expuso:

 

Si dicen que del joyero

Tome la joya mejor

Tomo un amigo sincero

Y pongo a un lado el amor

 

Esto lo patentizó en la oncena cuarteta del primero de sus Versos Sencillos.

Y en esta obra volvió a hacer alusión a la amistad, de modo directo o indirectamente en otros poemas.

Precisamente el trigésimo cuarto de los Versos Sencillos está dedicado íntegramente al tema de la amistad.

En la parte inicial de este poema Martí señaló:

 

Tiene el leopardo un abrigo

En su monte seco y pardo

Yo tengo más que le leopardo

Porque tengo un buen amigo

 

También en el citado poema que está conformado por cuatro cuartetas enfatizó al establecer un paralelismo entre lo que tenían otras personas y lo que representaba para él contar con un amigo. Afirmó:

 

Tiene el conde su abolengo;

Tiene la aurora el mendigo:

Tiene ala el ave: ¡Yo tengo

Allá en México un amigo!

 

Obviamente se refería a Manuel Mercado a quién conoció a su llegada a este país en 1875 y con quien mantuvo desde entonces una gran amistad.

Y en la parte final de este poema Martí igualmente expresó:

 

           Tiene el señor presidente

           Un jardín con una fuente,

          Y un tesoro en oro y trigo:

          Tengo más, tengo un amigo

 

He citado lo que señaló al respecto en varios poemas pero cabe destacar que también en diversos trabajos periodísticos, en sus cartas y en obras dramáticas hizo referencia a la trascendencia que le atribuyera a la amistad a la que catalogó como el crisol de la vida.

Precisó en uno de los trabajos que publicara en la Revista Universal, de México, exactamente el 12 de agosto de 1875, que la amistad es tan hermosa como el amor y detalló qué es el amor mismo.

Incluso él llegó a resaltar al establecer un paralelismo entre el amor y la amistad, en este caso en un artículo reflejado en la Opinión Nacional de Caracas, el 19 de mayo de 1882: “El amor es superior a la amistad en que crea hijos. La amistad es superior al amor, en que no crea deseos, ni la fatiga de haberlos satisfechos, ni el dolor de abandonar el templo de los deseos saciado por el de los deseos nuevos.”

Martí comentó además que si le preguntaban cuál era la palabra más bella, diría que es “patria”, y que si le insistían para que señalara otra, casi tan bella como “patria”, expresaría: “amistad”.

No resulta extraño que Martí hiciera esa afirmación tan categórica puesto que para él no estaba de más en el mundo tan lleno de maldad, buscarse amigos puesto que según planteara en un trabajo publicado en la revista La América, en Nueva York, en mayo de 1884, no se podían hacer grandes cosas sin grandes amigos.

Martí aseguró que lo mejor del mundo es un buen amigo y planteó además que para todas las penas, la amistad era un remedio seguro.

Él también expuso algunas consideraciones en torno al modo de actuar de los amigos.

Por ejemplo dijo que infame es el amigo que permite a su amigo la deshonra e igualmente manifestó que un amigo leal no es feliz si no ve feliz a su amigo.

Martí no sólo teorizó en torno a la importancia de la amistad sino que supo ser consecuente con lo que había expresado en tal sentido.

Durante su breve pero fecunda existencia tuvo grandes amigos con los que se relacionó con mucho respeto y fraternidad. Y entre esos grandes amigos de Martí hay que destacar a Fermín Valdés Domínguez.

Desde la etapa de la niñez de ambos nació esa amistad puesto que fueron compañeros de estudio en una escuela pública en La Habana.

A Fermín él lo llegó a calificar, en cartas que le escribiera, como Fermín queridísimo, mi gran amigo Fermín, Ferminón, Fermín del alma, hermanote”

Martí también tuvo otro gran amigo, el mexicano Manuel Mercado. A este lo conoció en febrero de 1875 cuando llegó a la capital mexicana.

A través de más de 20 años mantuvo una comunicación con él ya que le escribió en forma frecuente.

En sus misivas a Mercado él se refirió a cuestiones de tipo personal, así como al compromiso que tenía con la liberación de su tierra natal del dominio colonial español, y a otras cuestiones esenciales de su vida y labor creativa y le expuso principios de gran relevancia.

José Martí consideró a Mercado como un hermano muy querido y acerca de sus cualidades como ser humano le manifestó en la carta que le escribió desde Nueva York en octubre de 1891: “Yo no conozco hombre alguno mejor que Ud., ni de mérito más cierto, aunque no sea pomposo, ni de generosidad más natural e infatigable, ni de mente y corazón más abierto a toda bondad y hermosura.”

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