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José Martí y los “Zapaticos de rosa”

6 de septiembre de 2019

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Los zapaticos de rosa

 

A través de diversos trabajos, así como en poemas y en las consideraciones que expuso en la sección “La última página”, incluida en las cuatro ediciones de la revista La Edad de Oro, José Martí le trasmitió valiosas enseñanzas a los jóvenes lectores de la citada publicación, y de forma muy especial resaltó la trascendencia que le atribuía a que los seres humanos, y particularmente los niños, se preocuparan y realizaran buenas acciones.

Precisamente acerca de ello trató en “Los Zapaticos de Rosa”.

En la parte inicial de dicha obra Martí hace alusión al estado del tiempo y a la disposición de una niña de salir a pasear con su madre, al detallar:

Hay sol bueno y mar de espuma,

         Y arena fina, y Pilar

          Quiere salir a estrenar

           Su sombrerito de pluma.

           “¡Vaya la niña divina!”

            Dice el padre, y le da un beso:

           “Vaya mi pájaro preso

            A buscarme arena fina”.

“Los Zapaticos de Rosa” está conformado por 36 cuartetas En esta significativa obra Martí también narra la alegría que siente la niña Pilar por el paseo que va a realizar:

Fueron las dos al jardín

          Por la calle del laurel:

          La madre cogió un clavel

          Y Pilar cogió un jazmín.

 

Describe José Martí la emoción de Pilar al llegar a la playa y el posterior encuentro que tuvo con una madre que traía a su niña enferma con sus piecesitos desnudos.

Y en lo manifestado en dicha obra, en la reacción de la niña, Martí evidencia nuevamente su gran sensibilidad humana y su sentido de la solidaridad con los desposeídos. Expresó:

             Mira, ¡la mano le abrasa,

             Y tiene los pies tan fríos!

             ¡Oh, toma, toma los míos:

             Yo tengo más en mi casa!

Martí también le  trasmite a los niños esa cualidad tan bella en un ser humano: la de ser solidario.

Él  destaca  no solo la disposición de la niña de entregar sus zapaticos de rosa, sino igualmente la actitud asumida por su madre que se sensibiliza ante el dolor de la mujer que tenía a su hija enferma.

            -¡Sí, Pilar, dáselo. Y eso

          También!  ¡tu manta! ¡tu anillo!”

           Y ella le dio su bolsillo,

           Le dio el clavel, le dio un beso.

“Los Zapaticos de Rosa” se publicó en el tercer número de la revista La Edad de Oro, que circuló en  septiembre de 1889.

En la parte final de esta obra en la que  Martí resaltó  la satisfacción que  sintió Pilar al hacerle un bien a otra humilde niña.

Al narrar el regreso de Pilar y su madre al hogar, Martí resalta:

 Vuelven calladas de noche

           A su casa del jardín:

          Y Pilar va en el cojín

          De la derecha del coche.

          Y dice una mariposa

          Que vio desde su rosal

          Guardados en un cristal

           Los zapaticos de rosa.

Con el decursar del tiempo se ha mantenido la significación y vigencia de la gran enseñanza que se deriva de “Los Zapaticos de Rosa”, es decir la  dicha que puede  experimentar una persona, y de modo muy especial un niño o una niña, al hacer algún bien a un infante desposeído y humilde.

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