José Martí y la solidaridad entre los pueblos
27 de enero de 2017
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A través de sus obras y acciones cotidianas, José Martí patentizó el gran valor que le atribuyó a la solidaridad entre los seres humanos, sin diferencias de razas, edades o sexos.
Desde muy temprana edad evidenció ser de los hombres que sentían como propios el dolor de aquellas personas que sufrían vejámenes o eran víctimas de la explotación por la discriminación racial existente.
Un ejemplo elocuente de ello es uno de sus “Versos Sencillos”, en el que narró lo que había experimentado cuando aún siendo un niño, apreció a un esclavo colgado de un árbol, en la zona de Caimito de Hanábana, en la provincia de Matanzas.
En una parte de dicho poema manifestó:
Un niño lo vió; tembló
De pasión por lo que gimen
¡Y al pie del muerto, juró
Lavar con su vida el crimen!
De igual modo apreciaciones suyas en relación con la solidaridad se pueden hallar en otros pasajes de la adolescencia de José Martí.
En 1870, con sólo 16 años de edad, él padeció los horrores del presidio político y la realización de trabajo forzado por sus convicciones políticas en contra del gobierno colonial español.
En el presidio sintió que su dolor se acrecentaba más por el sufrimiento ajeno que por el suyo, en particular por los maltratos que recibían un anciano y un adolescente.
Algunos meses después, Martí logró salir del presidio ya fue deportado hacia España, y en las entrañas de la colonia tuvo incluso el valor de publicar una obra que tituló “El Presidio Político en Cuba”, en la que se refirió a sus más significativas vivencias que tuviera durante esa etapa. Precisamente, como expresión suprema de sus sentimientos solidarios, señaló en la citada obra: “¿A qué hablar de mí mismo, ahora que hablo de sufrimiento, si otros han sufrido más que yo? Cuando otros lloran sangre, ¿Qué derecho tengo yo para llorar lágrimas?”
Igualmente en “El Presidio Político en Cuba” expuso claramente su concepto acerca de la solidaridad entre los seres humanos al patentizar:
“Si los dolores verdaderamente agudos pueden ser templados por algún goce, sólo puede templarlos el goce de acallar el grito de dolor de los demás. Y si algo los exacerba y los hace terribles es seguramente la convicción de nuestra impotencia para calmar los dolores ajenos.”
Y además añadió en forma contundente: “Yo suelo olvidar mi mal cuando curo el mal de los demás.”
Como hombre de gran sensibilidad, en el transcurso de su breve pero fecunda existencia Martí dejó constancia en diversas ocasiones de los criterios que tenía en torno a la solidaridad, y en ese sentido, a través de diversas formas trató de influir en quienes le rodeaban y sobre todo, en los niños.
Cabe destacar a modo de ejemplo lo que planteara en el poema “Los Zapaticos de Rosa”, incluido en una de las ediciones de la revista La Edad de Oro, en el que resaltó la actitud solidaria que tuviera la pequeña protagonista de su obra con otra infante desposeída y enferma.
Otra cita que pone de manifiesto el alcance de su solidaridad humana y que igualmente la detalló en las páginas de “La Edad de Oro”, revista que dirigiera especialmente a los niños, es la que se puede apreciar en la sección titulada “La Ultima página” de uno de los números de la citada publicación, en la que Martí aconseja a sus pequeños lectores: “Los niños debieran juntarse al menos una vez por semana, para ver a quién podían hacerle algún bien, todos juntos.”
Más allá de lo que planteara en sus obras y artículos periodísticos, José Martí reflejó también con hechos concretos sus sentimientos solidarios. Precisamente al regresar a Cuba, en abril de 1895, para dar su contribución directa a la lucha por la independencia de su tierra natal, él ayudó a algunos compatriotas suyos que habían resultado heridos en un enfrentamiento con los soldados españoles.
Y lo que experimentó en esos momentos, lo puso de manifiesto en una emotiva carta que dirigiera a Carmen Miyares y a sus hijos el 26 de abril en la que señaló: “Sentí anoche piedad en mis manos, cuando ayudaba a curar a los heridos.”
Del significado de la vida y obra de José Martí y de la vigencia de su legado han expuesto consideraciones diversas personalidades cubanas y de otras partes del mundo.
A manera de ejemplo simbólico recuerdo lo que expuso el máximo líder de la Revolución Cubana Fidel Castro, el 29 de enero de 2003, al hablaren la clausura de la Conferencia Internacional Por el Equilibrio del mundo, celebrada en La Habana con motivo del sesquicentenario del natalicio de José Martí.
Fidel aseguró: “Más allá de Cuba, ¿qué recibió de él el mundo? Un ejemplo excepcional de creador y humanista digno de recordarse a lo largo de los siglos.
“¿Por quiénes y por qué? Por los mismos que hoy luchan y los que mañana lucharán por los mismos sueños y esperanzas de salvar al mundo, y porque quiso el azar que hoy la humanidad perciba sobre ella y tome conciencia de los riesgos que él previó y advirtió con su visión profunda y su genial talento.”
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Comentarios
buena representación de solidad martiniana. felicidades. viva por siempre Cuba y Martí