José Martí y la niña de Guatemala
6 de mayo de 2016
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El simbolismo del amor fue bellamente resaltado por José Martí en sus Versos Sencillos al contar la historia de sus vínculos con María García Granados a la que catalogó como la niña de Guatemala.
En la parte inicial del noveno poema expresó:
Quiero, a la sombra de un ala,
Contar este cuento en flor:
La niña de Guatemala
La que se murió de amor.
Eran de lirios los ramos,
Y las orlas de reseda
Y de jazmín: la enterramos
En una caja de seda.
Este poema estuvo dedicado a la hija del expresidente guatemalteco Miguel García Granados. Martí la había conocido en una fiesta de disfraces, en una noche de abril de 1877. Al cruzarse sus miradas en el amplio salón de la fiesta comenzó a manifestarse una corriente de simpatía entre ambos jóvenes.
Cuando Martí conoció a María tenía 24 años y ella 22. Sin proponérselo, él fue para la joven el prototipo de hombre ideal, símbolo del amor. Más Martí ya se hallaba comprometido con la camagüeyana Carmen Zayas Bazán.
Antes de salir hacia México, en diciembre de 1877, para casarse con Carmen, recibió de la joven guatemalteca un crespo de su cabellera, una almohadilla de olor y un pequeño retrato suyo con una elocuente dedicatoria: “Tu niña, Guatemala”.
Acerca de ello señalaría años después en sus Versos Sencillos:
…Ella dio al desmemoriado
Una almohadilla de olor:
Él volvió, volvió casado:
Ella se murió de amor.
Consciente de los sentimientos de María, se había limitado Martí a tratarla como amigo, y fue separándose de la casa de su familia.
No obstante, al retornar a Guatemala, ya casado, la joven conoció a su esposa en la vivienda de los hermanos Izaguirre.
Algún tiempo después, exactamente el 10 de mayo de 1878, víctima de la tuberculosis, enfermedad que entonces por eufemismo se calificaba como mal de amor, falleció María García Granados.
Cuatro cubanos la acompañaron hasta su última morada; los hermanos José María y Manuel José Izaguirre, el poeta José Joaquín Palma y José Martí. Varios lustros después señalaría en el Verso Sencillo citado al recordar en forma metafórica el fallecimiento de María:
…Se entró de tarde en el río,
La sacó muerta el doctor:
Dicen que murió de frío:
Yo sé que murió de amor.
Allí, en la bóveda helada,
La pusieron en dos bancos:
Besé su mano afilada,
Besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
Me llamó el enterrador:
Nunca más he vuelto a ver,
A la que se murió de amor.
Con independencia que este poema resulta muy simbólico para reflejar los vínculos entre Martí y María García Granados hay que señalar que no fue esta la única obra en la que él hiciera alusión de modo directo o indirecto a dicha joven guatemalteca.
Mucho antes de crear los Versos Sencillos Martí había escrito un poema titulado María, elaborado en mayo de 1877 y publicado posteriormente en el Cubano, en La Habana, el dos de abril de 1888.En la parte inicial de este poema Martí señaló:
Terrestre enfermo, que a sus solas llora
El furor de los hombres, la extrañeza
De su comercio brusco, y su odiadora
Feral naturaleza.-
Siento una luz que me parece estrella,
Oigo una voz que suena a melodía,
Y alzarse miro a una gentil doncella,
Tan púdica, tan bella
Que se llama -¡María!
Este es un poema bastante irregular y extenso pues tiene en total 165 versos.
También en la citada publicación, en este caso el 12 de abril, Martí volvió a hacer público otro poema que igualmente tituló María en el que expresó:
Esa que ves, la del amor dormido
En la mirada espléndida y suave
Es un jazmín de Arabia comprimido
En voz del cielo y en contorno de ave.
Este poema es mucho más breve que el anteriormente señalado. En este caso está estructurado por cuartetas. Contiene en total 28 versos.
La otra alusión hecha por Martí sobre María García Granados, aunque no en forma directa, también se puede encontrar en los Versos Sencillos. Hizo referencia en una de las cuartetas del sexto de sus Versos Sencillos a una trenza que guarda y que todo hace indicar que simbolizara al mechón del cabello que le entregó la Niña de Guatemala cuando él se dirigió hacia México para casarse con Carmen Zayas Bazán.
Él patentizó:
Si quieres que a la otra vida
Me lleve todo un tesoro
Llevo la trenza escondida
Que guardo en mi caja de oro.
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