José Martí y la importancia de ejercicios físicos
16 de agosto de 2019
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José Martí a través de varios trabajos en distintas revistas y periódicos valoró certeramente la necesidad de realizar ejercicios físicos por parte de los seres humanos para propiciar el desarrollo físico e intelectual y preservar la salud.
Para Martí esto era necesario llevarlo a la práctica desde la niñez junto con las actividades intelectuales debido a que atendiendo a su concepción ambas contribuían al desarrollo multilateral y armónico de la personalidad de los hombres y mujeres.
Martí precisó además que no hacían falta locales especiales para ejercitar los músculos y que en cada casa podía haber lo que calificara como gimnasios locales.
En relación con este tema trató en un trabajo publicado en 1883 en el que llegó a plantear: “En suma no hay ejercicio corporal, ya sea de los suaves que se llaman calistécnicos, ya de los más recios que se enseñan como gala en los gimnasios que no pueda hacerse, sin incomodidad alguna en la propia casa.”
Igualmente Martí argumentó que la práctica de los ejercicios físicos en forma sistemática contribuía notablemente al desarrollo de la salud de las personas.
Planteó una reflexión sobre cómo con la realización de ejercicios en forma sistemática se hubieran podido evitar determinadas enfermedades al detallar: “Cuantas menos flores nos arrebataría la tisis, que viene muchas veces de que el pulmón que busca desarrollo no cabe en el pecho apretado y endeble, si se hiciera un hábito en nuestras niñas y entre nuestros jóvenes, los ejercicios gimnásticos.”
Cuando Martí hizo este planteamiento la tuberculosis constituía un azote para muchos países en diferentes partes del mundo.
Para él, tal como se aprecia en lo que señalara en el trabajo que he hecho referencia, la práctica consecuente de ejercicios físicos podía hacer que disminuyese dicha enfermedad y también curar otras dolencias, especialmente las óseas.
Y acerca de ello significó: “Si se padece curvatura en la espina, el gimnasio doméstico tiene una tabla flexible que se ajusta encorvada hacia fuera, sobre ella se acuesta el enfermo, que hace allí sin ningún esfuerzo su saludable ejercicio.”
Martí le dio igualmente una gran importancia al hecho de evitar llevar una vida sedentaria en ciudades e instó a entrar en contacto directo con la naturaleza.
Aunque su vida se desenvolvió mayoritariamente en zonas urbanas y en actividades de tipo intelectual ya que se desempeñó como maestro, periodista, y representante diplomático, él siempre supo tener en cuenta la relevancia de estar preparado para ejercer cualquier función desde el punto de vista físico.
Precisamente él planteó algo muy significativo en la sección “La Última Página” correspondiente a la cuarta edición de la revista La Edad de Oro.
En ese número de la revista que en este caso fue el último puesto que La Edad de Oro solo se editó en cuatro ocasiones, enfatizó: “Se ha de conocer las fuerzas del mundo para ponerlas a trabajar, y hacer que la electricidad que mata en un rayo, alumbre en la luz.”
Y agregó un principio que guarda mucha relación con el tema de la debida preparación de los seres humanos y de los niños de manera especial para enfrentar la vida y preservar su salud ya que aseguró: “Pero el hombre ha de aprender a defenderse y a inventar, viviendo al aire libre, y viendo la muerte de cerca, como el cazador del elefante. La vida de tocador no es para hombres. Hay que ir de vez en cuando a vivir en lo natural, y a conocer la selva.”
José Martí también expuso consideraciones acerca de la salud y la medicina preventiva para garantizar la estabilidad de la vida de los seres humanos.
Tanto en sus trabajos reflejados en la revista La Edad de Oro que escribió entre julio y octubre de 1889 especialmente dirigida para los niños, así como en otros materiales, Martí señaló conceptos medulares que en el transcurso del tiempo mantienen una vigencia extraordinaria.
Por ejemplo en un material reflejado en La Opinión Nacional de Caracas, el 14 de noviembre de 1881 precisó que la actividad humana es un monstruo que cuando no crea, devora y enfatizó que es necesario darle empleo.
También en otro trabajo reflejado en La Nación de Buenos Aires, Argentina, 18 de marzo de 1883 afirmó: “No hay nada que embellezca como el ejercicio de si propio. Ni nada que afee como el desdén o la pereza, o el miedo de poner nuestras fuerzas en ejercicio.”
Con respecto a la vida y a la manera de actuar de los seres humanos, Martí igualmente llegó a exponer en un trabajo titulado En los Estados Unidos, en La América, Nueva York, en enero de 1884: “La vida es sutil, complicada y ordenada, aunque parezca brusca, simple y desordenada al ignorante. La vida es una agrupación lenta y un encadenamiento maravilloso. La vida es un extraordinario producto artístico.”
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