José Martí y la educación: preparar al hombre para la vida
28 de diciembre de 2018
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Para José Martí el pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos en la instrucción del pensamiento y en la dirección de sus sentimientos. Por eso el tema de la educación también estuvo presente dentro de su ideario pues le concedió gran importancia a la necesidad que tienen los hombres y mujeres de cultivar su inteligencia y de superarse en forma constante.
En relación con esto llegó a afirmar en 1875: “No fructifica la educación si no es continua y constante.”
También en el año citado en un trabajo titulado “El Proyecto de Instrucción Pública, Los Artículos de la Fe, La enseñanza obligatoria”, publicado en la Revista Universal de México, afirmó que cuando todos los hombres sepan leer, todos los hombres sabrán votar y, como la ignorancia es la garantía de los extravíos políticos, la conciencia propia y el orgullo de la independencia garantizarán el buen ejercicio de la libertad.
E igualmente precisó en este trabajo: “Un indio que sabe leer puede ser Benito Juárez; un indio que no ha ido a la escuela, llevará perpetuamente en cuerpo raquítico un espíritu inútil y dormido.”
Otro importante principio planteado por Martí, en este caso en 1878, lo expuso cuando afirmó que cómo se podrá sentirse hombre y decirse que lo es si no se sabe leer y escribir.
Y además detalló: “Saber leer es saber andar. Saber escribir es saber ascender. Pies, brazos, alas, todo esto ponen al hombre los primeros humildísimos libros de la escuela.”
Martí consideró a la educación como un árbol y al respecto aseguró que se siembra una semilla y se abre en muchas ramas. Tuvo en cuenta que un pueblo instruido será siempre fuerte y libre y abogó por el desarrollo de la educación para todos los seres humanos sin distingo de razas o sexos.
Y en relación con ello, aseguró: “Si la educación de los hombres es la forma futura de los pueblos, la educación de la mujer garantiza y anuncia los hombres que de ella han de surgir.”
En otras ocasiones Martí igualmente expuso conceptos muy significativos que ponen de manifiesto la trascendencia que le concedió al desarrollo de la enseñanza.
Por ejemplo en 1878 comentó que la instrucción abriendo a los hombres vastos caminos desconocidos, les inspira el deseo de entrar por ellos.
Cinco años más tarde en otra de sus reflexiones sobre la relevancia de la educación y lo que ésta representa para los seres humanos, también precisó en un trabajo titulado Escuela de electricidad, publicado en La América, en Nueva York, en noviembre de 1883: “Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente hasta el día en que vive: es ponerlo al nivel de su tiempo: es prepararlo para la vida.”
Calificó Martí a la enseñanza como una obra de infinito amor y resumió el papel del maestro al catalogarlo como la letra viva.
Enfatizó acerca del hecho que uno debía preocuparse por superarse a través de toda la existencia y en este sentido a manera de ejemplo recuerdo lo que él señalara en 1889 en una de las ediciones de la revista La Edad de Oro.
En el trabajo titulado Músicos, poetas y pintores, expuso: “La educación empieza con la vida y no acaba sino con la muerte.”
Martí precisó que la educación no sólo era una responsabilidad de las instituciones docentes, sino que todos los ciudadanos podían y tenían el deber de propiciar el desarrollo de la enseñanza como elemental compensación a la que habían recibido.
Y en relación con esto llegó a plantear: “Al venir a la tierra, todo hombre tiene derecho a que se le eduque, y después en pago, el deber de contribuir a la educación de los demás.”
Martí durante su existencia ejerció el magisterio pero también él supo educar, trasmitir valores y enseñanzas notables, a través de sus trabajos periodísticos, cartas, discursos, poemas y otras obras.
Precisamente el doctor Cintio al exponer consideraciones sobre la labor educativa de José Martí en sentido general afirmó en una conferencia impartida en el VIII congreso de los Trabajadores de la Educación efectuado en el Teatro de la Central de Trabajadores de Cuba, 10 de julio de 1997: “Educadores son sus discursos, sus versos, sus cartas. Profundamente educadora es su obra periodística: la de México, analítica y consejera; la de Estados Unidos, multifacética, poemática, profética; la ceñidamente ideológica de Patria, con la bienhechora sección “En casa”. Educadores también por varios conceptos son su teatro diverso y su novela única. Educadores son siempre en él tanto su fundo como su forma, y el ajuste de ambos, que es a lo que llamó “estilo”. Llenos de información, instrucción y estímulo intelectual, tocando a veces zonas insondables, sus Cuadernos de Apuntes. Especialmente formadores del amor a la patria, del carácter moral y del decoro artístico son sus últimos Diarios. No podemos imaginarnos educación política más recia y perdurable que la que se desprende de Con todos y para el bien de todos, de Los pinos nuevos, del Manifiesto de Montecristi, síntesis de los principios fundadores que nutren la raíz de la escuela nacional por él soñada, la que nos corresponde realizar cada día.”
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