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José Martí y el valor que le atribuyó a la Historia

9 de enero de 2015

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Máximo Gómez y José Martí

Máximo Gómez y José Martí

A través de su corta pero fecunda existencia José Martí contribuyó al desarrollo de la historia en Cuba y en América. Constituyó un pilar esencial en la organización de lo que él calificara como la Guerra Necesaria que logró hacerse realidad a partir del 24 de febrero de 1895.
Y concibió esa lucha por la independencia de Cuba no con el objetivo de alcanzar tan sólo la liberación de su tierra natal del dominio colonial español y contribuir a la de Puerto Rico, sino también para propiciar que los Estados Unidos no cayesen con esa fuerza más sobre los pueblos de América.
Martí le dio un gran valor a todo lo referido con el análisis y el papel de la  historia.
No fue un historiador, sino que resultó ser alguien que hizo historia en la más amplia acepción del término. No se dedicó tan sólo a analizar hechos que habían tenido lugar con el fin de hacer valoraciones en el campo teórico ó con la intención de escribir una historia como tal, sino que se empeñó en hacerla, pero ello no le impidió hacer valoraciones sustanciales y aquilatar el papel decididamente significativo de esta ciencia y su indiscutible utilidad en el mejoramiento humano.
En cartas, discursos y trabajos periodísticos Martí hizo reflexiones en torno a la historia y también se refirió a importantes hechos y personalidades, de manera muy especial muchos relacionados con Cuba y la guerra por la independencia.
Con respecto a la trascendencia que Martí le atribuyera a la historia se pueden apreciar algunos conceptos muy esenciales detallados, por ejemplo,  en sus  apuntes, que se reflejan en el tomo 22 de sus Obras Completas.
Martí escribió: “La historia no es cera que se amolda a nuestras manos caprichosas. Ni cabe, en obra severa, fantasear sobre motivo histórico.”
Martí se mostró partidario del respeto irrestricto por la veracidad a la hora de analizar los acontecimientos de carácter histórico.
Y ejemplo elocuente de ello se puede aquilatar en los fragmentos de sus escritos que aparecen reflejados en el tomo 22 de sus Obras Completas. Planteó al respecto estas interrogantes en uno de los citados fragmentos:
“¿Por qué se ha de falsear la historia? ¿Por qué se ha de tomar pretexto de una mentira para derramar la sangre y segar los recursos del país?”
Para Martí la historia universal no ha de construirse con arreglo a las creencias parciales y sectarias del que la escriba, sino como un reflejo leal de lo que el Universo dé de sí.
Igualmente manifestó que los hechos legítimamente históricos son tales, que cuando en sí, a más de reflejar en todo la naturaleza humana, refleja especialmente los caracteres de la época y la nación en que se produce; y dejan de ser fecundos, y aun grandiosos, en cuanto se apartan de su nación y de su época.
Él además destacó que  para que perdurase y valiese, para que inspirase y fortaleciese, se debía escribir la historia.
Y como tal, sin ser propiamente un historiador, se propuso hacer algunos aportes en forma muy especial en lo referido a Cuba.
Ya en 1877 cuando se hallaba en Guatemala, en una carta enviada a Máximo Gómez, Martí le señalaba que escribía un libro, y que necesitaba saber qué cargos principales podían hacerse a Céspedes y que razones se podían argumentar en su defensa.
En la citada carta Martí precisó: “Las glorias no se deben enterrar sino sacar a la luz.”

El libro que he mencionado Martí casi no lo llegó a concluir, sobre todo porque en 1878 retornó a Cuba y sabía que una obra en la que se analizase el desarrollo de la guerra independentista y el papel de los hombres que actuaron en ella resultaba imposible que se editase en su tierra natal dominada como estaba entonces por España.
Precisamente acerca de ello le comentó a su amigo mexicano Manuel Mercado en una carta fechada en Guatemala el 6 de julio de 1878 en la que le manifestó: “¡Ahora que tenía casi terminada, con el amor y ardor que Usted me sabe, la historia de los primeros años de nuestra Revolución! Había revelado a nuestros héroes, escrito con fuego sus campañas intentando eternizar nuestros martirios!… Con minucioso afán había procurado enaltecer a los muertos y enseñar algo a los vivos. Ningún detalle me había parecido nimio. Todo lo hacía yo resplandecer con rayos de grandeza; de su eterna grandeza.”
Le agregó: “¡Y esta obra noble y filial de un espíritu libre, irá ahora clavada como un crimen en el fondo de un baúl! ¡Mucho he de padecer en una tierra donde no puede entrar semejante libro.
Aunque el libro de historia que  tuvo Martí la intención de escribir y publicar no llegó hacerse realidad, en realidad puede decirse que a través de sus discursos y algunos de sus trabajos periodísticos él contribuyó al conocimiento de los hechos acaecidos en Cuba particularmente en el período comprendido entre 1868 y 1878.
Si de discursos se trata en tal sentido  no es posible dejar de mencionar sus intervenciones en los Estados Unidos a partir de 1887, en las veladas que se realizaron con motivo de los aniversarios del inicio de la lucha por la independencia de Cuba, ni tampoco los dos discursos pronunciados en Tampa el 26 y el 27 de noviembre de 1891, respectivamente.

Y en sus trabajos periodísticos también se pueden hallar otras significativas valoraciones de manera muy especial sobre Carlos Manuel de Céspedes, Ignacio Agramonte, Antonio Maceo, Calixto García y otros patriotas.
De Martí y de las valoraciones que hiciera en torno a la historia y a figuras relevantes de Cuba, el investigador  Israel Escalona Chadez , en un trabajo titulado  “De lo más glorioso de nuestra historia”, reflejado en la Revista Honda, No. 14,en el  2005, señaló:  “José Martí  no fue profesionalmente un historiador ni un crítico historiográfico, pero no puede negarse la validez de sus valoraciones al respecto. Esto se corrobora en su doble enjuiciamiento sobre la Protesta de Baraguá: la valoración de la significación histórica del hecho y la crítica historiográfica al tratamiento que le dio el combatiente-historiador Fernando Figueredo. Ambas cuestiones están estrechamente relacionadas, pues Martí pudo conocer y estudiar los hechos de la Guerra Grande porque así se lo propuso, en
función de acometer requerimientos históricos insoslayables, y gracias a eso pudo, también, conocer buena parte de lo que se escribía sobre esta gesta libertaria.
Como político excepcional, estuvo en el centro de la problemática histórica de su tiempo, convirtiéndose en uno de sus protagonistas. “

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