José Martí y el valor de la Patria
21 de julio de 2017
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En sus trabajos periodísticos, en discursos, cartas y otras obras José Martí hizo alusión en muchas ocasiones al significado que le concedía a la palabra Patria.
Ya desde la etapa de su juventud expuso reflexiones en tal sentido, como por ejemplo en su drama en verso titulado Abdala, que creó en enero de 1869 y en el que narró la historia de un joven que muere feliz al haber combatido en defensa de su tierra natal que había sido agredida.
En esta obra ofreció una definición muy certera en cuanto a lo que para él constituía el amor a la Patria, al detallar:
El amor, madre, a la patria
No es el amor ridículo a la tierra,
Ni a la yerba que pisan nuestras plantas;
Es el odio invencible a quien la oprime,
Es el rencor eterno a quien la ataca.
También cuando se hallaba desterrado en España, en 1873, volvió a hacer alusión en este caso específico a su Patria, al elaborar un importante trabajo en el que señaló sus consideraciones de cómo debían actuar los nuevos gobernantes de la República española ante los anhelos de independencia de los cubanos.
Martí expresó al definir lo que entendía por Patria: “Patria es comunidad de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión dulcísima y consoladora de amores y esperanzas.”
A través de su breve pero fecunda existencia Martí siempre tuvo un compromiso notable con la causa de su tierra natal y así lo fue expresando en forma consecuente.
Para él, según precisó en un trabajo publicado en el periódico Patria, en abril de 1892, la Patria está hecha del mérito de sus hijos, y es riqueza de ella cuanto bueno haga un hijo suyo, sobre todo si trabaja en lo que ya han trillado otros, y lo de él resulta más útil y completo que lo de sus predecesores.
No es de extrañar que Martí afirmara esto ya que desde varios años antes, exactamente en 1889, en el primero de los trabajos publicados en la edición inicial de la revista La Edad de Oro, había planteado que hasta hermosos de cuerpo se vuelven los hombres que pelean por ver libre a su Patria.
Esto lo detalló en el trabajo identificado como “Tres Héroes” en el que hizo referencia a los relevantes luchadores independentistas de América Latina, Simón Bolívar, Miguel Hidalgo y José de San Martín.
Y en dicho trabajo igualmente enfatizó que la libertad era el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía. También en el artículo titulado Adelante, juntos, que publicó en Patria, el 11 de junio de 1892, resaltó: “¡Para ti, patria, la sangre de las heridas de este mundo, y la sonrisa de los mártires al caer! ¡para ti, patria, el entusiasmo sensato de sus hijos, el dolor grato de servirte, y la resolución de ir hasta el fin del camino!”
Y seguidamente agregó: “La patria nos tiende los brazos. No hay más que un modo de obedecerla: ¡Juntos y adelante!”
Casi un año después en una carta enviada como Delegado del Partido Revolucionario Cubano al presidente del Club de Cayo Hueso Martí aseguró que no vivía para su persona, sino para la patria y precisó al respecto que se debía aceptar lo que mortificara si era útil a la Patria, si le era imprescindible.
De modo muy especial en esta etapa de su existencia cuando se hallaba trabajando en forma sistemática e intensa, en la organización de lo que calificó como la Guerra Necesaria, es decir la continuidad de la lucha por la independencia de Cuba, siguió reafirmando el compromiso que él tenía y que debía tener cada cubano digno con su Patria.
Acerca de ello se refirió en la carta que le escribió a su amigo dominicano Federico Henríquez y Carvajal, fechada el 25 de marzo de 1895, a quien le señaló: “Para mí Patria, no será nunca triunfo, sino agonía y deber.”
Martí no sólo ofreció esas consideraciones en torno a la Patria, sino que supo combinar acertadamente lo que decía con su modo de actuar en forma cotidiana.
Hizo realidad el principio que había expuesto cuando afirmó que hacer era su mejor manera de decir y de servir y en correspondencia con ello no cejó en el empeño de lograr que en Cuba se combatiese nuevamente en aras de alcanzar la independencia.
Y consecuente con el compromiso íntimo que tuvo con su Patria no concibió hallarse lejos de su tierra natal tras haberse reanudado la guerra el 24 de febrero de 1895.
Fue así como retornó a Cuba y llegó hasta entregar su vida combatiendo por la independencia de su querida tierra natal el 19 de mayo de ese año en un enfrentamiento en la zona de Dos Ríos, en la entonces provincia de Oriente.
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Patria es sagrada, con DIOS en el cielo, con su pupila insomne, alegrando los corazones de quienes la sirven.