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José Martí: sus consideraciones sobre la salud pública y la importancia de la medicina preventiva

12 de diciembre de 2014

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José Martí se refirió a las características y al papel de varias ramas de la ciencia en general y de modo específico también trató acerca de lo relacionado con la medicina.

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Afirmó que la verdadera medicina no es la que cura, sino la que precave y al respecto precisó que  la higiene es la verdadera medicina.
Esto lo planteó en un trabajo reflejado en agosto de 1883 en La América, revista editada en Nueva York.
En ese material le dio un especial significado a todo lo referido con la medicina preventiva como una vía eficaz para evitar las enfermedades y por ende garantizar la estabilidad de la salud en los seres humanos.
Para Martí más que recomponer los miembros deshechos del que cae rebotando por un despeñadero, vale indicar el modo de apartarse de él.
Planteó igualmente la significación que tenía lograr la educación sanitaria de los hombres y mujeres y expuso que debían darse en los centros educacionales consejos y clases prácticas con vistas a propiciar que los alumnos tuvieran un conocimiento cabal del funcionamiento del cuerpo humano y supieran cuestiones prácticas que permitiesen la garantía de la prevención de enfermedades.
Martí manifestó que en las escuelas se daban clases de Geografía antigua, de reglas de Retóricas y de antañerías semejantes y se mostró partidario que  en su lugar deberían darse cátedras de salud, consejos de higiene, consejos prácticos, enseñanza clara y sencilla del cuerpo humano, sus elementos, sus funciones, los modos de ajustar aquellos a éstas, y ceñir a aquellos y economizar las fuerzas, dirigirlas bien, para que no haya después que repararlas.
En otros de los trabajos por él publicados hizo referencia a cuestiones relacionadas con la salud pública y con algunas experiencias que se llevaban a cabo en centros asistenciales y por destacados profesionales.
Señaló, por ejemplo,  que es la medicina, como el derecho, profesión de lucha y también detalló que se necesita un alma bien templada para desempeñar con éxito ese sacerdocio.
En la edición de la Revista Universal de México, correspondiente al 12 de octubre de 1875, igualmente expresó que el contacto de las diarias miserias morales y materiales, el combate con la sociedad y con la naturaleza, hacen mal a las almas pequeñas, mientras que es revelación de cosas altas en almas altas y hermosas.
En El Partido Liberal, en México, en 1887, Martí señaló que la salud pública requiere ese combate en que se aprende el respeto, ese fuego que cuece las ideas buenas y consume las vanas; ese oreo que saca a la luz a los apóstoles y a los bribones.
Y añadió: “En esos debates apasionados los derechos opuestos se ajustan, en el choque, las teorías artificiosas fenecen ante las realidades, los ideales grandiosos, seguros de su energía, transigen con los intereses que se les oponen.”
Además de exponer criterios en torno a la salud pública en sentido general, Martí hizo comentarios sobre algunos de los métodos ó experimentos que llevaban a la práctica médicos e instituciones para combatir o enfrentar determinadas enfermedades.
Por ejemplo en la Sección Constante, en la Opinión Nacional de Caracas, en la edición del 5 de enero de 1882, expuso que había varias medicinas para la falta de sueño, pero que resultaba peligroso el usarlas y recomendó que  era necesario conocer la causa de ese problema y de acuerdo con ello utilizar un determinado medicamento.
Y agregó: “En esos debates apasionados los derechos opuestos se ajustan, en el choque, las teorías artificiosas fenecen ante las realidades, los ideales grandiosos, seguros de su energía, transigen con los intereses que se les oponen.”
En torno a las apreciaciones de Martí sobre lamedicina y la salud pública en general la doctora en Ciencias Históricas Josefina Toledo, en su libro titulado  La Ciencia y la técnica en José Martí, señaló que el  rastreo de las múltiples alusiones al tema de las Ciencias Médicas en la obra de José Martí evidencia no sólo su adecuado nivel de información sobre los avances en esta esfera científica, sino también la voluntad educadora con que divulga estos logros paulatinos.
Precisó seguidamente:  “Esta voluntad de divulgación científica está dirigida fundamentalmente a los pueblos de Nuestra América y, sin esfuerzo, constatamos el doble matiz utilitario del empeño: mostrar los avances, facilitar así su implementación en nuestras tierras, y estimular los talentos autóctonos alertándolos de los últimos descubrimientos. Para alcanzar estos objetivos desarrolla una sostenida labor de educación sanitaria, en la que se perciben como tareas más importantes la protección de la salud del hombre, la elevación de sus capacidades físicas y psíquicas, y la prolongación de la vida. Cada uno de esos aspectos, como se ha visto, confluyen en su  pensamiento emanados de la higiene en su finalidad de conservación de la salud.
La salud pública es para Martí un problema social de primer orden y la vigencia de su pensamiento en esta esfera pasa por hitos permanentes como su exhortación a la práctica de la medicina preventiva y su estímulo a la investigación de nuevas posibilidades terapéuticas en la lucha contra el cáncer.”

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