José Martí: su permanencia y labor en los Estados Unidos
1 de enero de 2016
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Aunque su primer encuentro con el territorio norteamericano fue en enero de 1875 cuando llegó a Nueva York en tránsito hacia México, la estancia de José Martí en los Estados Unidos tiene lugar casi cinco años después.
En enero de 1880 vuelve a llegar a Nueva York y allí inicialmente residió un año. Después, en 1881 permaneció durante siete meses en la capital venezolana y seguidamente retornó a la ciudad norteamericana anteriormente citada.
En los Estados Unidos vive durante casi 15 años y desarrolla múltiples labores ya que funge esencialmente como periodista, pero también realiza las funciones de maestro, cónsul de países de América Latina, así como lleva a cabo una importante actividad política con el objetivo de reorganizar la lucha por la independencia de su tierra natal.
Fue en los Estados Unidos donde Martí publicó dos libros de poemas, primero el Ismaelillo que dedicara especialmente a su hijo José Francisco y algunos años después sus Versos Sencillos.
Particularmente relevante es su quehacer como periodista en el territorio norteamericano. Desde 1881 comenzó a elaborar trabajos, primero para la Opinión Nacional de Caracas y después para La Nación, de Buenos Aires, en los que pone de manifiesto cómo interrelacionó el periodismo con la literatura.
En realidad son muy diversos los temas tratados por Martí en esos materiales puesto que hizo referencia a cuestiones de carácter político, a aspectos culturales, sociales y de carácter científico e incluso hasta realizó magistrales descripciones en relación con distintas estaciones y fenómenos atmosféricos.
Igualmente durante su permanencia en los Estados Unidos encaró el gran reto que representaba concebir y elaborar una revista dirigida para la infancia. Esta fue La Edad de Oro en la que incluyó cuentos, fábulas, descripciones, poemas y también una sección identificada como “La Última Página” en la que brindó consejos y otras consideraciones muy valiosas a los jóvenes lectores de la citada publicación.
Además en los Estados Unidos, José Martí se desempeñó durante algún tiempo como cónsul en Nueva York de varios países latinoamericanos. En 1891 decidió renunciar al ejercicio de esas funciones pues ya en esos momentos se hallaba nuevamente trabajando en aras de unir voluntades y propiciar la obtención de los recursos con vistas a lograr que en Cuba se reiniciase la guerra por la independencia.
Pero lo que más resalta de toda la multifacética labor realizada por Martí en el territorio norteamericano fue la intensa actividad que desplegó en aras de propiciar el objetivo anteriormente señalado. Su labor política alcanzó una connotación muy relevante.
En los Estados Unidos pronunció múltiples discursos, fundó el periódico Patria, creó el Partido Revolucionario Cubano y se interrelacionó con diversos compatriotas suyos, entre ellos muchos jóvenes, interesados en dar su contribución al empeño que en Cuba otra vez se combatiese por lograr su liberación del dominio colonial español.
Y José Martí supo a su vez darle un sentido internacionalista a esa labor puesto que también anhelaba contribuir a la independencia de Puerto Rico y de manera esencial de impedir a tiempo con la independencia de Cuba, como precisara un día antes de morir en carta que empezó a escribirle a su amigo mexicano Manuel Mercado, “que se extendieran por las Antillas los Estados Unidos y cayeran “con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”.
José Martí residió en los Estados Unidos hasta enero de 1895 en que salió de ese país rumbo a Santo Domingo para reunirse allí con Máximo Gómez con el propósito de, una vez reanudada la guerra en su tierra natal, trasladarse a Cuba para dar su contribución de modo directo a la lucha por la independencia.
Se hallaba en la ciudad dominicana de Montecristi cuando se reanudó el 24 de febrero de 1895 la guerra en el territorio cubano. Entonces, en unión de Máximo Gómez, se esforzó por trasladarse lo más pronto posible hacia el territorio cubano porque estaba consciente que a partir de ese instante su papel era estar allí en el escenario donde se libraban los combates.
Precisamente en una carta que le escribió el 25 de marzo de 1895 a su amigo dominicano Federico Henríquez y Carvajal, Martí le expresó: “Yo evoqué la guerra: mi responsabilidad comienza con ella, en vez de acabar. Para mí la patria, no será nunca triunfo, sino agonía y deber”.
También en similar fecha a su querida madre Leonor Pérez Cabrera, en lo que sería la última carta que le dirigió, tras hacerle una reflexión en torno al sacrificio le expuso: “El deber de un hombre está allí donde es más útil”.
Consecuente con lo expuesto en dichas misivas y en otras que escribió Martí se trasladó hacia Cuba. Llegó por la zona de Playitas de Cajobabo, en unión de Máximo Gómez y otros patriotas, el 11 de abril de 1895.
En el territorio cubano encaró con firmeza las condiciones difíciles de vida y el peligro que entrañaba el enfrentamiento con fuerzas españolas hasta que se produjo su caída en Dos Ríos el 19 de mayo de 1895.
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