José Martí: la significación que le concedió a la cultura en la vida de los pueblos
20 de octubre de 2013
|José Martí catalogó a la cultura como la madre del decoro, la savia de la libertad, el mantenimiento de la República y el remedio de sus vicios.
En un trabajo publicado en el periódico La Nación de Buenos Aires, Argentina, en la edición correspondiente al 26 de junio de 1888 también aseguró que la cultura quiere cierto reposo y limpieza, así como la vida doméstica.
Hizo referencia, además, a la influencia que podía ejercer la cultura en los seres humanos.
No exactamente en uno de sus trabajos periodísticos o discursos, pero sí en los fragmentos de algunos de sus apuntes, reflejados en el tomo 22 de sus Obras Completas, se puede apreciar algo significativo que sirve para ejemplificar en forma elocuente lo que él dijo al respecto.
Martí expresó: “Es el efecto de la cultura en la mente humana mirar a lo real como fenómeno, y no como sustancia: lo real, accidente y efecto: y el espíritu, de indispensable existencia.”
Martí también destacó que ser cultos es el único modo de ser libre. Esto lo expuso en un trabajo titulado Maestros Ambulantes, publicado en La América, en Nueva York, en mayo de 1884.
Igualmente en varios de sus trabajos periodísticos, así como en sus apuntes, resaltó la significación que le concedió a la creación artística y literaria como expresión concreta de la cultura.
Planteó que en la creación de la obra artística hay un hecho innegable:
“… lo bello se produce sin que él que lo produce sepa en qué consiste.”
Para Martí el artista no analiza su obra en el acto de creación sino que la hace.
Comentó que las obras hechas no son a veces más que revelaciones de las que se pueden hacer y en una reflexión que hizo sobre el drama Impulsos del corazón de José Peón Contreras, en un trabajo publicado en la revista Universal, de México, el 12 de octubre de 1876, afirmó que hay obras que requieren el examen, y otras la contemplación.
En otro de sus trabajos en la Revista Universal, publicado el 7 de enero de 1876, en el que reseñó una visita que había realizado a una exposición de Bellas Artes, destacó: “Cada obra bella, cada obra grande, redime de un momento de amargura.”
Más allá de estas consideraciones en torno al papel de la cultura y la labor de los creadores hay que destacar que Martí también contribuyó al desarrollo de la cultura mediante su labor creativa en específico.
Desde muy joven empezó a escribir poemas y también elaboró su drama en verso titulado Abdala.
En Abdala, publicado el 23 de enero de 1869, en el primer y único número del periódico La Patria Libre, patentizó el simbolismo que tenía salir a combatir y a morir en defensa de su tierra natal por parte de un joven valeroso identificado como Abdala.
Precisamente en la parte final de la citada obra expresó:
¡Oh, qué dulce es morir, cuando se muere
Luchando audaz por defender la patria!
Abdala fue la primera obra que se conozca escrita por José Martí. Otras obras le seguirían, como las tituladas Adúltera, en tres actos; Amor con amor se paga, representada en México el 19 de diciembre de 1875 y el drama indio Patria y Libertad.
En lo que respecta a otro género literario, en este caso la novela, Martí escribió sólo una, la que tituló Amistad Funesta, la que salió publicada en partes en el periódico de Nueva York, el Latinoamericano.
En el prólogo de la novela especificó al referirse al contenido de esta obra: “En la novela había de haber mucho amor; alguna muerte, muchas muchachas, ninguna pasión pecaminosa; y nada que no fuese del mayor agrado de los padres de familia y de los señores sacerdotes.”
Durante su breve pero fecunda existencia Martí logro publicar dos libros de poesías. El primero fue el titulado Ismaelillo dedicado especialmente a su pequeño hijo José Francisco quien nació en noviembre de 1878 en La Habana.
De modo muy especial en la dedicatoria del citado libro le señaló: “Hijo… Espantado de todo, me refugio en ti. Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti.”
Precisamente cuando escribió los poemas que conforman el Ismaelillo, Martí sufría la ausencia de su querido hijo y esto se refleja en el citado libro.
El otro libro de poemas de Martí fue el titulado como Versos Sencillos, conformado en total por 46 poemas, la mayor parte estructurados en cuartetas.
Los Versos Sencillos fueron escritos por él en el año 1890 cuando se hallaba en una zona rural de los Estados Unidos reponiéndose de problemas de salud que confrontaba.
Acerca de ello se refirió en la introducción de este libro en la que afirmó: “Me echó el médico al monte; corrían arroyos, y se cerraban las nubes; escribí versos.”
Y aunque no fueron recogidos en un libro hasta varios años después de la muerte de Martí cabe recordar, como parte esencial de sus obras, los Versos Libres, acerca de los cuales dijo que eran tajos de sus propias entrañas y los catalogó como sus guerreros.
José Martí además realizó traducciones de obras de autores de gran significación internacional, así como ejerció como periodista la critica puesto que expuso valoraciones acerca de la labor de escritores, pintores, escultores y músicos y también comentó sobre exposiciones que visitó y presentaciones de destacados músicos.
Aunque la trascendencia de la vida y labor creativa de Martí se aprecia en su integralidad, no obstante puede decirse que sí tan sólo tomamos en cuenta su quehacer en el campo cultural habría que igualmente ubicarlo en un lugar significativo en la historia.
Más allá del aporte hecho en el empeño de lograr que en Cuba se combatiese nuevamente con el propósito de alcanzar su independencia, Martí contribuyó al desarrollo de la cultura, aunque lamentablemente la casi totalidad de sus obras las realizó cuando se hallaba fuera de su tierra natal.
Les recuerdo al respecto que desde muy joven se vio alejado de Cuba al ser deportado hacia España después de haber sufrido el presidio político por sus convicciones de carácter patriótico.
Por tanto tan sólo su drama en verso Abdala, creado por él, reitero, cuando se hallaba próximo a cumplir los 16 años lo elaboró en Cuba.
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