Joe Louis
18 de octubre de 2021
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Entre las muchas celebridades que han pasado por la ciudad de La Habana figuran varios deportistas devenidos leyendas. Entre ellos, un boxeador norteamericano de los pesos completos que está considerado entre los mejores de todos los tiempos y que respondía al nombre de Joe Louis, campeón mundial profesional entre 1937 y marzo de 1949, que se detuvo en nuestra ciudad en marzo de 1947.
Por aquellas fechas el gran campeón tenía 32 años y llevaba 10 de titular mundial. Los rivales le escaseaban y en La Habana el astro se limitó a hacer exhibiciones de dos asaltos de combate contra sus ayudantes. La primera de aquellas exhibiciones tuvo lugar el 10 de marzo de 1947, en el antiguo Palacio de Convenciones y Deportes, donde hoy se alza la Fuente de la Juventud.
Pero aún tratándose de meras exhibiciones, era tal la fama de este púgil que las gentes acudían a verlo. Le llamaban el bombardero mulato y acostumbraba derrotar a sus rivales en pocos asaltos. El espectáculo consistía en ver cuán rápido masacraba al adversario.
Joe Louis regresó por La Habana dos años después, en 1949. Efectuó otras dos exhibiciones, los días 4 y 5 de marzo. Fueron encuentros pactados a cuatro asaltos, en los que enfrentó al campeón profesional cubano Omelio Agramonte. Fue frente a este voluntarioso boxeador cubano que sostuvo con posterioridad dos peleas oficiales en 1951, ya fuera de Cuba, en Estados Unidos.
Pero también el historial deportivo del Joe Louis figuran encuentros con otros cubanos: dos exhibiciones a cuatro asaltos frente a Giraldo El Niño Valdés, un gigantón que se hizo muy popular en la década del 50 del siglo XX, caracterizado por la fuerza de sus golpes y la ingenuidad de su carácter.
Ninguno de aquellos boxeadores cubanos constituyó una preocupación para el gran Joe Louis, quien eslabonó en sus doce años de reinado profesional una impresionante cadena de victorias, la mayoría de ellas por fuera de combate.
En 1949 Joe Louis renunció a la corona mundial y se retiró. Volvió a combatir dos años después, pero sus mejores tiempos habían pasado, no era el mismo de antes y fue derrotado. Ganó mucho dinero, que no supo administrar y por último cayó en una lamentable pobreza. Murió el 12 de abril de 1981, a los 67 años, y por entonces no era otra cosa que el portero de un casino en Las Vegas.
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