Jeannette Ryder
18 de noviembre de 2020
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“Lo primero es persuadir al que maltrate a un animal de que lo que hace no está bien. Hay que abrirle los ojos a la bondad”.
Tales eran las palabras con que Jeannette Ryder resumía su credo humanitario. No obstante, cuando la disuasión fracasó nunca fue remisa en recurrir a la ley contra el transgresor.
Poco se conoce acerca de Jeannette Ryder en los años que antecedieron a su arribo a La Habana. Se sabe que nació en Wisconsin, Estados Unidos, en 1866 y que en su país casó con un médico.
Las razones que la indujeron a establecerse en La Habana se ignoran. Afirman unos que llegó en los días de la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana (1898); otros aseguran que arribó hacia 1904 o 1905, aunque sí hay coincidencia en aceptar que hacia finales del primer lustro de la centuria se hallaba en la capital cubana.
Jeannette Ryder fundó la Sociedad Protectora de Animales o Bando de Piedad de la Isla de Cuba, el 27 de octubre de 1906. Y algo más: de su fortuna personal aportó a lo largo de su vida la cifra de alrededor de 150 mil pesos para el mantenimiento del programa humanitario de dicha institución.
El Bando de Piedad fijó su sede en la casa de la calle Paula (hoy Leonor Pérez) número 27 esquina a Picota, Habana Vieja, espacio que el Estado Cubano le cedió para esos fines.
La señora Ryder se dedicó con tesón a sus empeños. Y es de pensar que bastante trabajo tendría por aquellos días, cuando en La Habana abundaban las carretas y carros tirados por animales de carga y eran muchos los maltratos que las bestias sufrían.
A mistress Ryder no le interesaba la publicidad, de ahí que escaseen las fotografías de ella en la prensa, pero quienes la conocieron la describen como una mujer de estatura más bien baja, delgada y de muy modesto vestir. Todo su ímpetu lo guardaba para la defensa de quienes consideraba sus protegidos: los niños desvalidos y los animales indefensos. Cuando más alto se escuchó su voz fue para exigir los derechos de unos y el buen trato para los otros.
Vivió en Cuba hasta su muerte, el 10 de abril de 1931. Su obra le ganó adeptos en los sectores sociales; su ejemplo y crédito ciudadano dejaron una huella imborrable.
Años después de su fallecimiento, el 11 de abril de 1944, se inauguró la estatua yacente emplazada en el mausoleo que guarda los restos de Jeannette Ryder en el Cementerio de Colón. En 1957 el Ministerio de Comunicaciones de Cuba puso en circulación una emisión postal conmemorativa de la benefactora y del Bando de Piedad creado por ella.
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