Incidencia del Son cubano en la fonografía musical (IV)
30 de agosto de 2021
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En fecha cercana, algo similar ocurre en la grabación de Felipe B. Valdés, o sea, antes de 1909, con un registro para el sello Columbia (C-825) de un danzón registrado a la orquesta del cornetista Pablo Valenzuela (1859-1926) del danzón Mamá Teresa que, como en la grabación comentada anteriormente, parece inspirado en otra famosa rumbita de finales del siglo XIX. Como dato curioso, al final de este danzón, resultan perceptibles ciertos movimientos soneados. Entonces pregunto ¿En qué año fueron compuestos estos danzones? porque ni remotamente, pensar que fueran específicamente para estas grabaciones.
Quizás la confirmación de estos elementos, contribuyan en algo a definir la presencia del son al menos de manera abierta- en la capital cubana entre los años 1903 y 1907 -o quizás antes. Por otra parte, no se puede negar el fuerte intercambio transmigracional de carácter laboral, ocurrido en esos años, entre el oriente y el occidente del país de manera recíproca.
Tampoco ponemos en duda la práctica del son en el occidente del país, en el entrecruce de los siglos XIX y XX, cuando los cantadores santiagueros luego calificados como trovadoresasumieron una doble función: trovadores-soneros, haciendo impronta en La Habana, con la intención de dar a conocer el son en la capital cubana.
Lo cierto es que el son desde una fase muy temprana de la Industria muy anterior al año 1908–, muestra una reveladora incidencia en la capital y en la fonografía musical cubana.
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