Iglesia del Espíritu Santo y relojes públicos
24 de julio de 2017
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La iglesia más vieja de La Habana y la segunda en construirse, en 1635, es la del Espíritu Santo, ubicada en la esquina de Cuba y Acosta, y su torre, de tres cuerpos, fue durante años el segundo punto más alto de la ciudad, superada por la de San Francisco de Asís. Ese año se autorizó a una cofradía de negros y mulatos libres la construcción de una ermita en el lugar, y 13 años después se reconstruyó y amplió para convertirla en parroquia.
Fue mejorada considerablemente por los obispos Gerónimo Valdés Sierra y Pedro Morel de Santa Cruz, y allí se bautizaron muchos ilustres habaneros, entre ellos don José de la Luz y Caballero.
Por una bula papal de 1772 y luego una real cédula de 1773, fue favorecida como “única iglesia inmune en la ciudad de La Habana”, lo que significaba que cualquier persona podía pedir aparo ante las autoridades o la justicia.
En 1936 se hallaron allí los restos del obispo Valdés y 17 años después se halló una cripta con gran cantidad de restos humanos.
En 1841 contaba la ciudad con cerca de 180 000 habitantes en alrededor de 2 000 casas, la mayor parte de mampostería y en extramuros, existían tres teatros, 42 templos y un cementerio, y solo seis relojes públicos, el principal en la iglesia del Espìritu Santo, uno en la del Cristo del Buen Viaje, uno en la Catedral, uno en la aduanal y otro en el Castillo de la Real Fuerza, el sexto de encontraba en el Arsenal, pero apenas se oían sus campanadas.
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