Hotel Ambos Mundos
6 de febrero de 2015
|Calle Obispo No. 153 esquina a Mercaderes
En el hotel Ambos Mundos encuentra el visitante un sitio acogedor cargado de historias, por ello siempre se le observa colmado de animación.
La parcela donde quedó enclavado el moderno edificio, estuvo ocupada desde épocas tempranas dada su proximidad a La Plaza de Armas, espacio considerado el corazón de la ciudad antigua. Se conoce que a mediados del siglo XIX ocupaba esta esquina una casa colonial de altos y bajos que cambió indistintamente de propietarios.
En las primeras décadas del siglo XX fue su dueño el comerciante Manuel Llerandi y Tomé, hasta 1923 que compró ese inmueble el también comerciante español Antolín Blanco Arias, quien tuvo a su cargo demoler la antigua construcción y levantar en su lugar un nuevo edificio. Después de la licencia concedida por la Alcaldía Municipal, las obras quedaron en manos del arquitecto Luis Hernández Savio.
El edificio de tres plantas destinado a hotel, se proyectó revestido de hormigón, con estructura de acero, asumiendo los códigos formales del eclecticismo. En 1924 el proyecto se amplió ganando altura. Finalmente se declaró habitable el 6 de enero de 1925 cuando entró en funcionamiento. Cinco años más tarde se reformó, instalándose un salón en la azotea con cocina, servicios y excelentes visuales. La planta baja adoptó la función comercial, y en los pisos altos se distribuyeron las habitaciones para los huéspedes.
Aquí se hospedó en los años ‘30 el famoso novelista Ernest Hemingway y escribió los primeros capítulos de su novela Por quien doblan las campanas, cuentan que consideraba el hotel “un buen sitio para escribir”. Su habitación se conserva como museo impregnada de sus recuerdos y objetos personales.
Los elevadores de la marca OTIS se instalaron desde el momento de la misma construcción del edificio, los mismos continúan prestando servicio en la actualidad. En 1987 se realizaron en el inmueble trabajos de reparación capital, pero su mejor rehabilitación fue finalizada una década más tarde, desapareciendo algunos locales inadecuados que afeaban su entorno. Poco después abrió sus puertas al turismo internacional, quedando convertido nuevamente en un lujoso hotel de época.
Entre el 2004-2005 se llevaron a cabo trabajos de mantenimiento, limpieza y pintura de fachada, permaneciendo bellamente restaurado hasta el presente, con la elegancia, confort y la excelencia en los servicios que lo caracterizan.
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