Gracias Formell
13 de noviembre de 2015
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Nunca antes me había tocado escribir en momentos de tanto abatimiento para la Cultura Cubana. Seré breve. Tan breve, como las ingeniosas frases populares que Juan Formell tomaba hábilmente para su inspiración musical y que él recreaba en fenomenales composiciones, caracterizadas por picarescos estribillos que, como fuente inagotable, brotaban a manera de crónica social, e enriquecedora del quehacer músico/popular; piezas plenamente inspiradas con acentos chispeantes, precisos, pletóricos de una agudeza filosófica notoria, y altos conceptos estéticos.
Durante las décadas de los años 70 y 80 del siglo pasado, la creación musical de Cuba experimentó una serie de significativos cambios que redefinieron su sonoridad. Lo esencial de estas innovaciones, estaba marcado por el genio y talento artístico del compositor, bajista, y director de orquestas bailables, Juan Formell Cortina. Por lo que podemos afirmar, que Formell es una especie de patriarca, de la música popular bailable contemporánea de Cuba.
Lejano ya el tiempo, “Juanito” había comenzado su carrera musical con 15 años de edad, llevado de la mano por su padre, el notable compositor y pedagogo Francisco Formell Madariaga; y luego, continuaría bajo la tutela de Orestes López y Odilio Urfé.
Juan Formell, formaba parte de esa juventud que, en los finales de los años 50, disfrutaba con la banda de Benny Moré, a la par con el Rock y otras formas musicales de ocasión. Y por afición, con el acompañamiento de su guitarra, y el seguimiento con deleite de las composiciones de José Antonio Méndez y César Portillo de la Luz.
Luego del triunfo de la Revolución, Formell ingresó en la recién creada Banda de la Policía Nacional Revolucionaria; compartiendo estas labores como músico con la orquesta del hotel Habana Libre, agrupación con la que realiza sus primeras orquestaciones.
Más tarde, vendrían los años luminosos de su fecunda creación: primero con las reformulaciones timbrico-sonoras del changüí, a “lo Elio Revé”, a las que revistió con las armonías y vibraciones del Shake.
Ya con sus Van Van, daría continuidad a las decisivas y elegantes expresiones de la charanga tradicional, ahora combinadas con cruciales elementos rítmico/melódicos de la música yoruba, el son cubano, y el soul; entrelazados, de manera genial, con la música Beat; para dar paso a una de las sonoridades contemporáneas de mayor permanencia, en el cancionero musical de cuba: la más que disfrutada expresión genérica conocida como Songo.
Estas experiencias, sorpresivamente, modificaron el modo de hacer charanguero; primero con la inclusión de su bajo eléctrico, que con timbre anticipado, devolvía genuinos patrones rítmicos soneros.
Luego, vendrían las experiencias con la electrónica aplicada a todo el set instrumental charanguero; para convertir la creación rítmica de Formell, en un verdadero fenómeno musical.
Estas vibrantes modalidades, han reflejado por varias décadas, la estética musical cubana y contemporánea. Y es que Juan Formell ofreció con su sonido, un manifiesto de pluralidad musical, un universo de excepción, donde la rumba y el Pop, coexisten con el Son y el Samba, amén de un sin número de otros estilos y formas.
Los muchos éxitos de la música de Formell, pintan un cuadro rico y vibrante, en el espectro musical de Cuba. Energía, carisma, intensidad, incansable personalidad, y épica, parecen dibujarse en cada una de sus creaciones, y en los últimos 40 años de lo mejor, de la música popular cubana.
Multipremiado en diversos e importantes certámenes discográficos, nacionales y foráneos, entre los que cobran destaque, Cubadisco y el Grammy Latino, certamen este último, donde recientemente, obtuvo el reconocimiento de la Academia Latina de las Grabaciones, con el Premio a la Excelencia Musical; así, como otros muchos importantes lauros.
A partir de su inmensa creación, ha sido reconocido por el Instituto Cubano de la Música, el Ministerio de Cultura de Cuba, y el Consejo de Estado, con el Premio Nacional de la Música; la Distinción por la Cultura Nacional, y la Orden Félix Varela; entre muchos otros merecimientos.
Juanito, como te llamábamos todos los que gozamos de contar con la dicha de tu amistad: al ver como el mundo reconoce los carísimos valores de tu obra, te damos las gracias, por ser una ínfima parte de tu vida; una ínfima parte de tu obra llena de pueblo, y una ínfima parte, de tus infinitos logros…
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