Georges Claude
26 de julio de 2017
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En 1930 Cuba fue objeto de interés científico en el mundo cuando el investigador francés Georges Claude sometió a prueba sus experiencias para la transformación de la energía térmica del océano en electricidad mediante la diferencia de temperatura entre la superficie del mar y la de sus profundidades.
Para tal efecto vino a Cuba en 1927 y escogió un área de la costa al norte de la ciudad de Matanzas donde inició el montaje de una planta piloto. Primeramente se realizó la descarga del buque portador de los tubos y demás componentes, lo cual atrajo la atención de los vecinos y de la ciencia. El 6 de octubre de 1930 se inauguró la planta laboratorio y aquel mismo año expuso sus ideas ante los miembros de la Academia de Ciencias de Cuba.
El equipo de trabajo de Claude bajó los tubos hasta alcanzar una profundidad de 700 metros para extraer el agua de menor temperatura. Desde el punto de vista tecnológico y también desde el científico la propuesta del francés constituyó un reto asombroso para la época. Aunque lo mejor sobrevino al demostrar que no se trataba de un sueño sino de una realidad que la prensa internacional reveló al mundo cuando por vez primera desde Cuba se generó electricidad mediante la conversión de la energía térmica del océano, una técnica hoy denominada “limpia” por cuanto no es contaminante ni consume combustible fósil, aunque presenta el inconveniente de sus bajos rendimientos termodinámicos.
La planta duró poco, fue devastada por un ciclón y sus elementos se dispersaron por el litoral –hoy solo quedan ruinas y algún recuerdo en las personas de mayor edad– dando al traste con el proyecto, que posteriormente Claude retomó en las costas de Brasil.
En lo concerniente a Georges Claude, tuvo una larga vida de 89 años (24 de septiembre de 1870-23 de mayo de 1960), y realizó importantes estudios acerca de los llamados gases inertes (entre ellos el neón), que se aplicarían en la producción de luz y revolucionaron el rostro de la ciudades así como el desarrollo de la publicidad comercial con una luz de gran claridad. Sus invenciones constituyeron el antecedente de la luz fluorescente, cuyo uso se generalizó a todos los ámbitos de la vida.
De regreso a Francia, el ilustre científico participó en la política de esa nación y la postura que asumió durante la Segunda Guerra Mundial, de colaboración con el régimen pro nazi del mariscal Petain, fue motivo de que a la caída del fascismo se le juzgara y condenara a cuatro años de prisión, entre 1945 y 1949, pese a lo cual, una vez en libertad, aún vivió once años más.
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