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Federico de Onís

2 de mayo de 2014

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Entre los intelectuales españoles de mayor relevancia del siglo XX está Federico de Onís, cuya obra fue bien conocida en el continente americano, donde desarrolló parte de su quehacer.
Federico de Onís nació en Salamanca el 20 de diciembre de 1885. Fue un crítico del sistema de enseñanza universitaria español, lo cual le ganó las primeras miradas por su preocupación no solo por los estudios literarios, también por la vida intelectual y la universitaria. En 1905 se trasladó a Madrid para realizar el doctorado en Filosofía y Letras y tuvo como director de sus tesis a Ramón Menéndez Pidal.  Ejerció la docencia en las universidades de Oviedo y Salamanca.
Sin embargo, su magisterio más prolongado, el que hace de él un intelectual español de gran presencia en el Nuevo Mundo, es su hacer como profesor de literatura española en la Universidad de Columbia, Nueva York, adonde llegó con el propósito de formar un departamento de Filología Hispánica y decidió establecerse. Fundó entonces el Instituto de las Españas, en 1920, y representó a las Juntas de Relaciones Culturales y de Ampliación de Estudios.
Esta condición de profesor la ejerció además en cursos en Oxford y otros cursillos de  verano que impartió en España, Puerto Rico y México. Con ello contribuyó a la difusión de la literatura española y más aún, de la cultura hispánica en Norteamérica.
A Cuba llegó en diciembre de 1956 para impartir un ciclo de conferencias bajo el título general “Introducción a la cultura hispánica”, que tuvo por sede la Universidad Central de Las Villas Martha Abreu. A comienzos del año siguiente, en enero, se le invitó a disertar en el Centro de Altos Estudios de Cultura y ofreció en el Anfiteatro del Palacio de Bellas Artes un curso de conferencias sobre la literatura hispanoamericana y algunas figuras de la cultura hispánica como Miguel de Unamuno y Ortega y Gasset. Amplio fue el espectro de sus disertaciones, que también tuvieron por sede el Lyceum Lawn Tennis Club del Vedado.
La estancia en Cuba le permitió estrechar vínculos con los jóvenes poetas de la revista Renuevo, como señala el investigador Jorge Domingo Cuadriello, por lo que la huella de Federico de Onís en la Isla se palpó en diversos escenarios.
De su trabajo como crítico quedan numerosos textos. Federico de Onís murió en Puerto Rico en 1966.

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