Farmacia Taquechel: Obispo No. 155 entre Mercaderes y San Ignacio
10 de julio de 2015
|En el año 1997 la antigua farmacia Taquechel fue restaurada por la Oficina del Historiador de la ciudad. El inmueble se encontraba deteriorado por el paso del tiempo y la ausencia de un mantenimiento periódico, lo cual se acentuó por un incendio que allí tuvo lugar.
El proyecto de rehabilitación permitió rescatar su imagen, mostrando el encanto de épocas pasadas con la recuperación del mobiliario, preciosas estanterías de madera, lámparas, accesorios, y la puesta en función de sus diferentes áreas: laboratorios, almacenes y la zona de venta y comercialización, brindando hasta la fecha una variada oferta de productos medicinales.
La farmacia Taquechel en la calle Obispo fue fundada en el siglo XIX y siguió su tradición a través de los años llegando hasta nuestros días desempeñando la misma función, con las huellas palpables del tiempo en su deterioro.
Los preciosos albarelos utilizados en las antiguas boticas habaneras, fueron encontrados en las excavaciones arqueológicas, estos y otros utensilios, arrojaron importantes datos para rescatar la historia de esos antiguos locales y sus tradiciones médicas.
Los farmacéuticos de aquella época preparaban grandes cantidades de medicamentos para su comercialización y distribución a otras regiones del país, además del servicio brindado a los usuarios necesitados, aquellos que buscaban consejos para sus dolencias y otros que llegaban con una prescripción médica.
Hasta el año 1834 las boticas mostraron su primitiva apariencia, con rústicos armarios de madera de pino repletos de frascos ordinarios, pero a mediados del siglo XIX, comenzó su “despliegue comercial”, con las reformas emprendidas por el Dr. Guillermo Lobé, quien dio a conocer nuevos productos provenientes de las droguerías de Francia, Inglaterra y los Estados Unidos. En lo adelante, el lujo de los establecimientos fue extraordinario, los muebles de caobas, adornos de mármol y los decorados de las vidrieras hacían gala de su elegancia.
A principios del siglo XX las grandes farmacias de la ciudad, como Taquechel, mostraban en su interior suntuosos estantes dispuestos de forma armónica, con gran variedad en su interior de recipientes de losa y vidrio donde se almacenaban los medicamentos. Los albarelos, recipientes utilizados para ese fin, fueron lujosos potes de cerámica confeccionados en mayólica primero y luego en losa de pasta dura, los mismos que reproducidos, vuelven hoy a decorar el interior de la instalación.
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