Eusebia Cosme, pionera de un nuevo arte en América (I)

5 de abril de 2013

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Josefina Ortega

«Bien está la suave rosa mulata, la rosa Eusebia, repleta todavía de gracia primera y sentido original». Así escribió Juan Ramón Jiménez, el Premio Nobel de Literatura, en su libro “Españoles de tres mundos” sobre la cubana Eusebia Cosme, luego de verla en La Habana.
Pero… ¿Quién era esta mujer que recibió tales halagos del gran poeta andaluz? Hoy este espacio de la Ciudad de las Columnas está dedicado precisamente a Eusebia Cosme, reconocida en su tiempo como excepcional declamadora de la poesía negra.
Su voz, melosa, arrulladora, aterciopelada, -como la definió la periodista e historiadora Nydia Sarabia- hizo eco en las multitudes pero hoy lamentablemente apenas se le conoce en la tierra que la vio nacer.
Algunos se preguntan hoy día si sobreviven sus grabaciones del verso afrocubano.  Sus interpretaciones causaron delirio desde los años 30 del siglo pasado y fueron aclamadas no solo en la Isla sino también en medio mundo por un público que iba desde los más desconocedores hasta los más enterados.
« Su voz, unida a sus manos de seda, han sido cantos de dolor y alegría de su raza, ella pone un cálido acento y un maternal espíritu de los arrorrós de los versos negros», como bien dijo en marzo de 1957 Nydia Sarabia en un artículo publicado en el suplemento del periódico habanero El Crisol.
Su repertorio incluía, entre otras, la «Balada del Güije», de Nicolás Guillén;
« Para dormir a un negrito », de Emilio Ballagas, y la «Canción de cuna de la negra esclava», de Regino Boti.
En los días de triunfo de la gran recitadora, Nicolás Guillén afirmó: «Artísticamente, ella es en la actualidad la creadora y recreadora de toda una poesía: la poesía mulata, que es la nuestra, y hasta tal punto, que sin la Cosme (…) el esfuerzo de nuestros poetas populares habría encontrado escollos insuperables para devolver a la masa sus más puras esencias».
« La Cosme en ese sentido, -seguía diciendo Guillén- es, puente lírico, la genuina portadora de un mensaje difícil a causa de esa misma sencillez. E históricamente, representa también la figura inicial de lo que será en definitiva todo un género: el punto de partida de una escuela llena de posibilidades ».