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Espiritualidad y religiosidad: ¿es lo mismo?

4 de julio de 2014

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Aunque muchos puedan pensar que es lo mismo, y aunque una y otra se inspiran en lo sagrado, en lo divino, sobre la base de sentimientos, pensamientos, experiencias, y comportamientos que conducen a la búsqueda de lo que cada cual ha establecido como “lo sagrado”, en realidad, espiritualidad y religiosidad son diferentes.

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Existe una diferencia entre religión y espiritualidad, pero antes de hablar de estas diferencias veamos los dos conceptos, el de religión y el de espiritualidad.
La religiosidad, es un sistema organizado de creencias, prácticas, rituales y símbolos diseñadas para facilitar la cercanía a lo sagrado o trascendente (Dios, alto poder o última verdad o realidad), para nutrir o entender la responsabilidad de uno con los demás, en la vida, en la comunidad, mientras que la espiritualidad se conceptualiza como la búsqueda personal para encontrar respuestas a preguntas esenciales de la vida, acerca del significado y relaciones con lo sagrado y trascendente, que puede conducir o no, o surgir del desarrollo de creencias religiosas y la formación de la comunidad.
Hay ciertas religiones que van a la búsqueda de metas no sagradas, ya sean intimas, personales como otras contrariamente externas, circunstanciales, adventicias, estas últimas fundamentadas en el hecho de  utilizar los contactos sociales y los servicios religiosos, como una búsqueda de metas no sagradas, tales como el incremento de relaciones sociales, mejorar el estatus social o alcanzar algún beneficio no asociado con lo sagrado.
Otra de las diferencias de la religiosidad con la espiritualidad es que tienen concebido rituales o comportamientos prescritos, que están ligados estrechamente a la búsqueda de lo sagrado y que ha sido impuesto, valorado, mantenido y apoyado por un grupo de personas que profesan esa religión, pero que social y culturalmente no han sido  validados ni establecidos, solo pertenecen a ese grupo que los promueve y lo práctica.
Tanto la religiosidad como las creencias, cada una por separado o ambas juntas, influyen directamente en la subjetividad de cada cual, sobre la base de su compromiso con lo que han establecido como sagrado y esperanzador, centrado en una fe, que contribuye a un adecuado nivel de equilibrio en lo psíquico, y digo contribuye, aunque es determinante y precisamente, esa estabilidad emocional es definitoria para el éxito de un tratamiento médico en cualquier enfermedad, crónica o no. Reitero, no es que la religiosidad o creencia curen, es imprescindible el tratamiento médico.
Esta es la razón por la cual cuando hay presencia de una enfermedad, sobre todo en las crónicas, no solo basta con la ayuda de los especialistas en medicina, sino que la persona busca o se hace imprescindible el tratamiento psicológico o psiquiátrico, porque se hace necesaria la estabilidad emocional.
Lo anterior nos asevera una máxima que ha sido comprobada por un buen numero de estudios desarrollados dentro de las Ciencias Psicológicas, y es que siempre conviene escuchar al cuerpo y reconocer sus reacciones, pues podría indicar que algo esta fuera de balance, lo que hay que resolver a tiempo antes de que se convierta en un padecimiento crónico.
Se han relacionado algunas alteraciones y enfermedades orgánicas con las emociones en el humano, incluso se han descrito como posibles causas emocionales de algunos padecimientos como es el caso de la acné con un estado de desaprobación y no aceptación de sí mismo, la amigdalitis que puede tener como causa el miedo, emociones reprimidas y una creatividad sofocada, la artritis con la sensación de no ser amado, críticas y resentimientos, el cáncer con una herida profunda, resentimiento.  Sensación de dolor que carcome o un secreto profundo, carga de odios, creencia en que todo es inútil, el herpes  a partir de la creencia en la culpa sexual y en la necesidad de castigo, con una dosis de miedo a la vergüenza publica, el exceso de peso con el miedo, la necesidad de protección, la huida de los sentimientos, y cierta inseguridad, rechazo de si mismo, así como la tan frecuente presión sanguínea alta con problemas emocionales antiguos no resueltos. .
A partir de estas teorías, que independientemente del origen patológico de las enfermedades y de toda una serie de aspectos vinculados con estilos de vida inadecuados como es por ejemplo las adiciones, la no alimentación balanceada, el sometimiento mantenido a situaciones de estrés no resueltas y la no práctica de estilos de vida saludables, pero en realidad, las emociones están vinculadas al debut y evolución o involución de las enfermedades, sobre todo en las crónicas no transmisibles, que al no tener cura, al menos existe la posibilidad de su control que si puede detener la involución de la misma y propiciar al enfermo calidad de vida.
Es aquí donde una y otra, religiosidad y espiritualidad, o las dos juntas, pueden contribuir a la mejor evolución del enfermo y en muchas ocasiones, a evitar el enfermar. Deténgase entonces y revise sobre todo, como anda su espiritualidad y si tiene alguna creencia religiosa, cómo la lleva y en que medida le puede ayudar dentro del equilibrio del proceso salud – enfermedad. No escatime en utilizar una u otra, o las dos si lo considera como parte de la prevención de enfermedades o del control o curación si ya existieran, eso si, sin divorciarnos del tratamiento médico indicado por el especialista. Por aquí anda el secreto, descúbralo, asúmalo y llévelo a la práctica como vía de obtener y mantener el ansiado estado de salud.

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