Escultura de la Giraldilla
30 de diciembre de 2016
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La Giraldilla, torre del Homenaje, Castillo de la Fuerza, década del ’70
En la Plaza de Armas, reconocida por todos los habaneros como el corazón de la antigua ciudad, se levantó el castillo de la Real Fuerza entre 1558 y 1577, desde entonces, dejó de ser la plaza mayor de la otrora villa de San Cristóbal, al destinarse su espacio a ejercicios y revistas militares de la tropa acuartelada en su recinto, tomando el nombre que ha prevalecido hasta nuestros días.
La Giraldilla, torre del Homenaje, Castillo de la Fuerza, década del ’70
La torre que destaca en la fortaleza fue construida algún tiempo después, cuando gobernó la isla el Capital General Juan Bitrian de Viamonte, entre 1630 y 1634, quien se encargó de colocar allí la estatua en bronce de la Giraldilla, devenida en símbolo de nuestra centenaria ciudad. La misma torre guarda la campana que llamaba a los soldados al recogimiento de la ordenanza o arrebato ante el asedio del enemigo.
La Giraldilla, torre del Homenaje, Castillo de la Fuerza, en la actualidad
La escultura es obra del maestro y fundidor Jerónimo Martín Pinzón, quien la modeló esbelta y desafiante, portando en la mano derecha una palma, de la que hoy solo conserva el tronco y en la izquierda, en un asta, la Cruz de Calatrava, orden a la que pertenecía el propio Capitán General. Veleta de los vientos, pues giraba a su compás, se ha comparado con la Giralda de Sevilla y se le atribuyen no pocas historias.
Según la más hermosa de las leyendas, su escultor se inspiró en la historia de amor entre Hernando de Soto e Isabel de Bobadilla. Él partió surcando el mar a tierras desconocidas en busca de la fuente de la eterna juventud, ella despidió a su amado, que nunca regresó y desde lo alto de una torre aguardaba cada atardecer, esperando divisar la nave en el horizonte.
La escultura original
La ubicación de la escultura la hizo blanco de las inclemencias climáticas en nuestra isla, fue derribada por el terrible huracán del año 1926 y trasladada después, para su mejor resguardo, al Museo de Bellas Artes. Pasado el tiempo se trasladó al Museo de la ciudad, exhibiéndose en la planta baja del mismo, mientras que una réplica se colocó en lo alto de la torre. Con la reapertura del Castillo de la Fuerza como museo naval y de los tesoros sumergidos en el año 2008, la Giraldilla regresó a este, ubicándose a la entrada del mismo, como quien recibe, gallarda, a los visitantes que cada día frecuentan el lugar.
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