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El temprano antimperialismo de José Martí

2 de agosto de 2024

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Las prevenciones que desde muy joven tuvo el Maestro respecto al mercantilismo de la sociedad estadounidense le fueron confirmadas durante su estancia en Nueva York según fue conociendo in situ lar características de aquella sociedad. En abril de 1884, en varios de sus escritos para el mensuario neoyorquino en español llamado La América, entonces bajo su dirección, expresó criterios indicativos de cuan honda era ya su mirada crítica acerca del país y las razones que le hacían comprender el peligro que representaba para los pueblos latinoamericanos.

En varios escritos del número de La América de aquel mes entrega advertencias y juicios con lenguaje muy cuidadoso que muestran su postura defensiva de su América. “En el Ferrocarril entre México y los Estados Unidos” se refiere a la comunicación por esa vía desde Nueva York hasta la capital de México: “Este es acontecimiento grato, si del lado latino de la frontera viene acompañado por una desapasionada previsión, habilidosa vigilancia y permanente entereza. Con todo eso, será el ferrocarril cosa excelente. Sin eso, podría no serlo.” Es de apreciar cómo indica, sin decirlo, que hay peligro para México en esa comunicación ferrocarrilera entre ambos países al señalar que podría no ser “excelente” sin previsión, vigilancia y entereza desde México. O sea: había que estar en guardia.

El “El Gobernador”, otro trabajo suyo en ese número de La América, el Maestro comenta en el primer párrafo cómo ese nombre en español se le había dado a una locomotora que se estaba fabricando en California. Y tras mencionar ese estado del país vecino recuerda el despojo mediante la guerra de conquista, de buena parte del territorio mexicano a mediados de aquel siglo XIX. Para ello introduce este comentario: “Ha quedado siempre por saber quién invadió más, o quién fue el invadido, cuando los rapaces nómadas del Norte se entraron por las calurosas, regocijadas, bellas y débiles ciudades latinas: acaso el Mediodía entró en el Norte, y lo refinó en mayor grado que el Norte entró en el Mediodía y lo oprimió.” Y en el párrafo de cierre evidencia Martí lo delicado del tema que obviamente en ese momento no pretendía tratar a fondo: “Estas inquietudes y vehemencias se nos perdonen. Es que estamos entrando en mayo el mes de las flores.—Y nos place que la locomotora mayor del mundo sea nombrada con una palabra de la lengua que hablamos. Ya le tenemos cariño a ese escalador de montañas, a “El Gobernador”.

En mayo de 1884 publicó el Maestro en La América un texto analizando el próximo viaje de un grupo de comisionados norteamericanos para estudiar la América Latina y apoyar el proyecto del ferrocarril transamericano hasta Argentina. Señala Martí que toca el tema no “como alama embozada, que otras cosas con algunos de nuestros países sí la necesitan, pero esta no.” Aclara de inmediato que es un asunto aún pendiente de la aprobación por la Cámara de Representantes de Estados Unidos. La idea era estudiar cómo conocer mejor nuestras tierras y pueblos y las ventajas comerciales que ello podría traer al vecino norteño. No obstante, plantear el asunto indica la astucia política martiana, su atención permanente a las relaciones e intereses de ambas secciones del continente con el sentido siempre de proteger a nuestra América, a su América.

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