El Templete. Monumento Conmemorativo
9 de noviembre de 2020
|Calle Baratillo entre O’Reilly y Enna. Plaza de Armas.
Venerado por los habaneros y visitado por todos los viajeros que llegan a la plaza de Armas, el monumento de El Templete figura entre los símbolos más significativos de la ciudad, porque eterniza la más hermosa de nuestras tradiciones; el acto mismo de la fundación de la otrora villa de San Cristóbal y la celebración en sus predios en el siglo XVI de la primera misa y cabildo. Según cuenta la tradición, bajo un árbol de Ceiba que perduró en este sitio hasta 1753, quedó definitivamente establecida La Habana en la costa Norte de la Isla en 1519. En este lugar, se erigió en 1754 por orden del gobernador Francisco Cagigal de La Vega, la columna conmemorativa de tres caras, con inscripciones –columna Cagigal–, rematada por una imagen de la virgen del Pilar, para desde entonces perpetuar estos hechos.
Entrado el siglo XIX, por mandato del Capitán General Dionisio Vives, se realizaron nuevas obras en sus alrededores para enaltecer el sitio. De este modo, en 1828 quedó terminado el monumento que reproduce en pequeñas dimensiones la estructura de un templo greco romano, considerado la primera obra de estilo neoclásico en la ciudad. Fue inaugurado por el Obispo Juan José Díaz de Espada y Landa. Al pintor Juan B. Vermay se deben los magníficos lienzos conservados en su interior, que retrataron la concurrencia al acto, así como los momentos alegóricos a la primera misa y cabildo. Posteriormente las cenizas del pintor y su esposa, fallecidos en la Isla, se depositaron en una urna en el interior del monumento junto al busto del artista.
El Templete se ha conservado a lo largo de los siglos gracias a diversas intervenciones, entre ellas se destacada la llevada a cabo en 1927 por los arquitectos Govantes y Cabarrocas. En el jardín se fueron sembrando otros árboles de Ceiba. Aquella sembrada en 1960 cedió a los rigores del tiempo en 2016 y fue sustituida por un árbol joven que no tuvo mucha suerte. Al año siguiente, se plantó la que llega a nuestros días. Se observa fuerte y reverdecida.
Durante los años 1990 se intervino el monumento de forma integral por especialistas de la Oficina del Historiador, garantizando su consolidación y perdurabilidad; los lienzos fueron también restaurados por los especialistas de nuestra institución, llevados de la mano y asesorados por expertos llegados del museo del Louvre, en París, Francia.
Nuevas obras de ampliación ejecutaron los proyectistas para devolver al monumento su espacialidad original en víspera de su aniversario 498. Para ello se realizó un riguroso estudio histórico y arqueológico. De tal forma ganó en amplitud, protegiéndose la Ceiba y la columna Cagical en su espacio circundante; se restituyeron elementos perdidos o deteriorados a la virgen del Pilar, las placas conmemorativas y la herrería en todos sus detalles; sin pasar por alto los lienzos en su interior.
Convertido en Museo, El Templete constituye en nuestros días, lugar donde cada 16 de noviembre la población toda se da cita, para rememorar el importante acontecimiento. Así será este año, “Leales a Leal”, en su 501 aniversario.
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