El sonido

3 de julio de 2015

|

Hamilé Rozada Bestard

La palabra “sonido” es definida por algunas personas, como “todo aquello que puede ser captado por el oído”. Otras, hacen una definición más sencilla: “todo lo que suena”. En realidad no son errores, pero sí definiciones demasiado simples, por lo que mi comentario de hoy estará dedicado a ese término.
En su significado exacto, “sonido” es la sensación que producen las vibraciones sonoras en el cerebro, cuando el oído las capta y las convierte en impulsos eléctricos. Y el encargado de enviar esas vibraciones al oído puede ser: el aire, el agua, la madera, las cuerdas vocales de un ave, o cualquier otra fuente sonora. Al proceso que hace posible el traslado de las vibraciones sonoras, se denomina: propagación sonora, y ésta se produce a través de una serie de movimientos pendulares de las partículas de aire, las cuales estimulan al tímpano, cuya vibración es convertida en impulso eléctrico por el órgano de Corti, situado en el oído interno.
Luego de esta explicación, es importante destacar que cuando un sonido nos desagrada, le denominamos “ruido”, y en él no solo se incluyen un portazo o una explosión, pues hasta una música no deseada puede ser denominada con este término. Y hablando en términos musicales, ¿qué es el “ruido”? Luego de múltiples experimentos e investigaciones podemos afirmar que consiste en una mezcla de frecuencias irregulares que lo diferencian del “sonido musical” donde cada sonido (nota) posee una frecuencia regular. Pero –a mi modo de ver– esta definición está incompleta, pues excluye algunos aspectos que trataré de ejemplificar. Existen momentos en la vida de los seres humanos durante los cuales necesitamos el silencio y es entonces cuando cualquier obra musical de nuestra preferencia, puede convertirse en ruido. Un músico, o un técnico de sonido, por ejemplo, luego de haber estado durante muchas horas en un estudio de grabación, ¿no cree usted que al llegar a su casa desea estar en silencio? Y lo mismo sucede con los miembros del jurado de cualquier evento musical competitivo. Por eso siempre digo que no podemos ser absolutos en nuestras opiniones.
Es bueno aclarar que en mi comentario no haré referencia a ningún aspecto técnico respecto al “sonido” y al “ruido”, porque si alguien desea ampliar su información, puede remitirse a cualquier diccionario o enciclopedia especializados. Pero aprovecharé este espacio para comentar sobre dos términos relacionados con el “sonido musical”, que con frecuencia se utilizan y de los que tal vez algún lector desconozca su significado.

 

Consonancia y disonancia

 

Los sonidos musicales pueden escucharse de manera individual o conjuntamente con otros. En una “escala”, por ejemplo, cada nota se produce de manera individual; pero en un “acorde”, se escuchan varias notas a la vez, y es aquí donde se utilizan, indistintamente los términos mencionados, es decir: si el acorde es agradable, se dice que es “consonante”; de lo contrario, se denomina “disonante”, en cuyo caso para muchos será un “ruido”.
En el pasado estas denominaciones estaban regidas por ciertas reglas que orientaban lo que se debía o no hacer; pero en el siglo XXI, cuando hasta el “ruido” puede convertirse en música ¿no le parece que su utilización resulta obsoleta?