El son de Cuba (III)
25 de enero de 2023
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El consumo del son, sus bailes, variantes y estilos de alta creatividad popular, como una cuestión de compostura nacional, por desiguales estratos en la etapa republicana, se asume como principal formulación danzaría por el pueblo cubano.
Su alto e innegable valor identitario, es asumido por todos los cubanos desde una amplia y determinante conciencia nacional. Indudablemente, el son deviene contundente reafirmación a la distancia de más de cien años de existencia y consumo, como el género musical más cantado y bailado a través de una amplia perspectiva musical en Cuba.
En principio sonado por pequeños grupos adornados con una amplia y auténtica raíz propia, cuya sonoridad fluye desde lo más profundo de un encanto ritmático. Concebido, como ya apuntáramos, desde la base de rústicos instrumentos de punteo, percusión, y frotado, como ya apuntáramos, en gran parte del texto, por un singularísimo talento popular.
Actualmente el Son arriba a los más complejos formatos instrumentales con asombrosas sonoridades electrónicas.
El Son resulta dueño absoluto, de un atractivo musical muy peculiar, capaz de proyectar influencias timbrico-rítmicas sobre otros géneros, formas y estilos, no solo francamente populares, sino que también alcanza al sinfonismo, la música para diseño cameral y hasta lo más puntual del canto coral.
Resulta indudable la capacidad y amplio aporte del Son, sobre otras expresiones y formatos musicales, que, innegablemente, se manifiestan como una amplia franja con influencias, timbres y sonoridades, capaces de concretar el entrelazamiento, entre las músicas de antecedente africano, con lo marcadamente hispánico.
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