El riesgo de la edad
31 de enero de 2013
|Hasta hace muy poco, la ciencia reconocía como factor de riesgo para las anomalías congénitas, los embarazos añosos, es decir, la gestación en mujeres que sobrepasan los 38 años de edad.
Ahora, según plantea el estudio de genetistas de Islandia, Dinamarca y Reino Unido, cuantos más años tiene el padre, mayor es la probabilidad de que su descendencia sufra mutaciones genéticas. Para mayor precisión, el resultado de la investigación confirma que cada año del padre aumenta en dos el número de mutaciones que heredará el retoño.
Los expertos señalan: “Un padre de 20 años transmite en promedio unas 25 nuevas mutaciones al hijo, uno de 40 años, unas 65”. En cambio, las madres son responsables de 15 de las llamadas mutaciones de novo, e independientemente de su edad.
El equipo en torno a Augustine Kong, de la empresa islandesa Decode Genetics, analizó 78 grupos de padres e hijos e incluso en algunos casos nietos, y sacaron la secuencia genética de 219 personas; luego buscaron las mutaciones de novo, es decir, las que aparecen por primera vez en una familia. Se trata de mutaciones genéticas en una célula germinal de los padres (en el óvulo o espermatozoide) o en el zigoto (el óvulo recién fecundado), que no aparecen en otras células.
Este tipo de mutaciones puede generar enfermedades, pero también son importantes para la evolución. El motivo de la diferencia entre padres y madres es que los espermatozoides se producen constantemente, por lo que las células primigenias sufren a lo largo de la vida varias divisiones y cambios. En las mujeres, el número de óvulos está ya determinado casi por completo desde bebés, y todos maduran juntos.
Los científicos no consideran sorprendentes los resultados. “Pero impresiona el fuerte efecto lineal de dos mutaciones por año. Con todo, la cifra se dobla cada 16,5 años”.
Los resultados son interesantes porque en la actualidad las personas son padres cada vez más tarde. Por ejemplo, en los años 80 solían tener hijos con una media de 27,9 años. El año pasado el promedio fue de 30 años. Los niños nacidos en 1980 tenían de media unas 60 mutaciones de novo, mientras que los de 2011 mostraron unas 70.
El estudio confirma además los resultados publicados en la revista Nature, según los cuales en los hombres mayores, con más mutaciones de novo en su esperma, es más alta la probabilidad de tener hijos con autismo o esquizofrenia.
El genetista especializado en evolución Alexei Kondrashov, de la Universidad de Michigan en Ann Arbor, Estados Unidos, escribe: “Si el efecto de la edad del padre sobre la tasa de mutaciones de novo causa daños a la salud de los hijos, podría ser recomendable que cada uno decidiera congelar su esperma siendo joven para usarlo más adelante”.
Quizás demasiada precaución para muchos, sobre todo, lo que viven en países de empobrecida economía. Pero, indiscutiblemente, en sentido general, es un gran paso de avance en cuando al hecho de atribuir la culpa, exclusivamente, a la mujer.
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