El resentimiento hace daño
9 de diciembre de 2016
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Hay emociones que se derivan de otras, y a estas se le denominan emociones secundarias; una de ellas es el resentimiento, que tiene como base la tristeza mezclada con la ira, pero la primera es la que predomina y se le llama emoción secundaria porque hay un aprendizaje, o sea, no nacemos con ella, sino que durante la vida la asumimos.
Recientemente leía un artículo que hablaba de esta emoción –y no cito al autor porque lamentablemente no aparecía– y narraba su experiencia personal al respecto, también hacía algunas interpretaciones, de las cuales voy a tomar algunas ideas para así escribir lo que yo creo al respecto. Esta persona decía que el resentimiento es re-sentir, o sea volver a sentir repetidamente emociones negativas acerca de un hecho pasado, una persona y que nos hace sentir mal una y otra vez. Yo estoy de acuerdo con esto porque creo que la razón de mantenerse resentidos es porque no hemos cerrado el ciclo, la situación, sino que nos han quedado cosas que decir, aclarar, expresar el malestar que sentimos; o sea, creemos que hemos sido agredidos y no se podido solventar de una forma u otra lo que nos ha afectado.
El resentimiento es muy peligroso porque se mantiene cíclicamente en la mente de la persona, teniendo una influencia negativa en la vida; así no es extraño escuchar que alguien se dirige a otro llamándolo “resentido” cuando la persona en cuestión es irritable, malhumorado, y lo peor es que –como toda emoción negativa– a quien más afecta es al que lo siente.
Por supuesto, no todo resentimiento es igual, ya que depende de lo que lo provoca y la intensidad, porque no es lo mismo que sea una persona cercana o de autoridad quien hace algo que nos agrede, que sea otro a quien no se quiere, no se respeta. Tampoco es lo mismo que la acción molesta se realice en público –lo cual además trae vergüenza– que en privado, y así otras circunstancias que rodean el hecho que nos hace sentirnos mal y que pueden ser muchas. El caso es que lo importante es aprender a solucionar la situación, es decir, darle un cierre, y esto resulta importante; es más, creo que el centro del asunto porque si no lo hacemos, el resentimiento suele aumentar, multiplicarse, envenenando.
Para no mantenerse resentido, creo que muy bueno no empezar, en el momento hay que preguntar, expresar lo que se siente. Aquí me detengo, porque por regla general somos reacios a decirle a otro “esto que estás haciendo me afecta”, ya que se cree que es manifestación de debilidad, lo cual es un prejuicio, y lo que solemos hacer es quedarnos callados, amarrar la cara y empezar a rumiar enojo, disgusto, malestar y probablemente empezar a elaborar un venganza, que puede ser hacerle pasar una vergüenza al “agresor”, pagarle con un “ojo por ojo y diente por diente” dejarle de hablar, y hasta el extremo de convertirnos en su enemigo.
Todas estas reacciones es lo que NO debemos hacer, ya que además que es un desgaste emocional, es probable que también sea injusto, porque no sabemos por qué la otra persona dijo o hizo algo. Voy a poner un ejemplo que vi hace algún tiempo: un matrimonio amigo que se querían mucho, pues ella cocinaba y él fregaba, lo cual hacía que ella además de sentirse aliviada, estaba feliz porque las uñas le crecieron (se sabe que uñas arregladas es una vanidad femenina), un día en público alguien le elogió las manos y ella dijo que era porque su esposo fregaba, y sin que ella lo supiera, él se sintió agredido porque creyó que lo hacía quedar en ridículo, y sin decir una palabra, dejó de fregar, sin que la esposa supiera nada del resentimiento que sus palabras provocaron, ya que creyó que estaba elogiando al marido.
Por eso es que como dice un viejo refrán “la gente hablando se entiende”, y no tener miedo a expresar lo que nos molesta. No dudo que hay resentimientos que son provocados por acciones verdaderamente agresivas y que nos quieren hacer daño, pero de todas formas, hay que expresarlo, aún si no esperamos solucionar el asunto en el momento, sí va a dejar claro que el otro se ha conducido mal, irrespetuoso, etc. y haciendo esto, liberamos gran parte del malestar del resentimiento. Creo que hay que muchas cosas que preguntarnos si algo nos afecta y provoca resentimiento, tales como ¿Qué parte de responsabilidad tengo en esta situación? ¿Es justo o injusto lo que me hicieron? Y la gran pregunta es ¿Cómo puedo resolverlo? Porque lo que queda claro que mantenerse resentido a quien más afecta es al que lo siente.
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