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Impulso del recurso fonográfico en Cuba

19 de agosto de 2016

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fonEn 1906 los catálogos fonográficos de la  firma Columbia Phonograph Co., ostentaban una significativa relación de registros fonográficos de música y artistas cubanos en cilindros y discos grabados entre 1903 y 1906 –parece que grabados por el sello Zon O Phone Récords- tanto en Estados Unidos como en Cuba.
El danzón, la guaracha y algunas formas de la cancionistica, quedarían históricamente capturadas en los surcos de los entonces vetustos cilindros y placas sonoras registradas en 78, 81 y 91 revoluciones por minuto (rpm) -luego este sistema se estabilizó a 78 rpm grabados por una sola cara, aunque en 1908, la Columbia dio paso al registro de discos por ambas caras.
Estos procesos resultaron cruciales en la afectación de la estabilidad en los grandes mercados del ramo, pues llevó a las disqueras a desfasar de sus catálogos, un considerable listado de discos cubanos grabados entonces por una sola cara.
Sin embargo, la afectación sufrida por los fonogramas cubanos tuvo una repercusión  temporal, pues, ante el avance de la tecnología, una buena parte del talento artístico de Cuba registrado en soportes de una sola cara, fue llamado nuevamente a los programas de grabaciones; aunque un numeroso mayor quedó lamentablemente fuera, y con ello vino el olvido en el espectro discográfico nacional.
Aparejado a ello la firma The Autopianos Co., de New York, publicaba el Supplementary Catalog of Perforated Music Roll, en el que se relacionaba la música de compositores cubanos, registrada en serie de rollos fonográficos perforados para pianolas y Autopianos, entre otros, Hubert de Blanck, Ignacio Cervantes, José Marín Varona, Sánchez de Fuentes y Gabriel Cisneros.
Por otra parte, en Cuba no se produce del rollo perforado de pianola con intenciones industriales hasta los años 1916 y 1918, cuando los músicos cubanos “Tata” Pereira, Ernesto Lecuona y Luis Casas Romero dan decisivos pasos para emprenden acciones con vistas a la producción de estos soportes fonográficos en el país.
Otra gestión de loable significado para la historiografía del recurso fonográfico cubano fue la creación, en 1908, de la Compañía Cubana de Fonógrafos S.A., instalada en la calle O´ Reilly no. 523, en La Habana Vieja.
Esta compañía como primera tarea se propuso la publicación de un catálogo, que relacionaba la música e intérpretes del país entonces grabados en La Habana.
De esta manera, se salvaba una buena parte del talento artístico que había quedado fuera de los programas de grabaciones discográficas a partir del registro del sonido por las dos caras. Entre las figuras relacionadas y consideradas con mayor relevancia figuran, entre otros, Regino López, Adolfo Colombo, Gustavo Robreño, Emilio Reinoso; las tiples Consuelo Novoa, Amalia Sorg, Hortensia Valerón, Pilar Jiménez, la Sra. Plaza; los cultores del canto campesino Martín Silveira, Miguel Puertas Salgado; además de los cantadores santiagueros Sindo Garay y Alberto Villalón; los trovadores habaneros Miguel Zaballa, Juan Cruz, Juan de la Cruz Hermida, Angelita Bequé; las orquestas danzoneras de Enrique Peña, Luis Casas Romero, Enrique Bryon, Felipe B. Valdés y Pablo Valenzuela; todos, o casi todos, llamados nuevamente por las disqueras, ahora para grabarles soportes de dos caras.

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