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El primer periódico musical cubano

8 de agosto de 2014

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Múltiples fueron los periódicos y revistas que se publicaron a lo largo del siglo XIX cubano sobre temas diversos; pero algunas tuvieron un perfil muy definido, como es el caso de la música. A nuestro primer periódico musical dedicaré mi comentario de hoy: El Filarmónico Mensual.
Desconocemos los motivos por los cuales se ha hablado muy poco acerca de ésta publicación, que vio la luz en 1812. Y citamos a Zoila Lapique cuando en su primer tomo de Música Colonial Cubana incluye la manera en que la próxima salida de este periódico se anunció el 21 de marzo de se año en el Diario de La Habana,
“Si es preciso y conveniente / la diversión honesta, / ¿cuál pudiera elegir más inocente? / La de Saco, Diana y el Dios ciego. / No pocas veces cuesta / la salud, o la fama o el sosiego: / nos cansa el bayle, nos destruye el juego: / el músico placer ni mortifica/ ni ocasiona inquietud ni perjudica”
Además del poema, quien firma el artículo como M. M, -que no es otro que el editor de El Filarmónico… -explica cuál será el contenido de dicha publicación especializada y los beneficios que aportará a los aficionados al arte de los sonidos y añade que, de tener éxito, se abriría una academia para impartir conocimientos musicales.
Crear un periódico como este, en 1812, era realmente un sueño para los habaneros que amaban la música pero no habían tenido la posibilidad de estudiarla, pues incluía una cartilla para su aprendizaje, con láminas ilustrativas de las explicaciones.
Respecto al señor M.M., (creador del proyecto) era el encargado de ofrecer las informaciones y. según se decía, se llamaba Francisco Ríos, de nacionalidad extranjera, y sólidos conocimientos  musicales.
Sin embargo, cuando la reconocida investigadora Zoila Lapique se adentró en el mundo de El Filarmónico Mensual, con la seriedad que la caracteriza, descubrió que el señor M. M. no respondía al nombre de Francisco Ríos, que sí era extranjero, y que posiblemente las siglas que utilizaba al firmar se correspondían con las iniciales de su verdadero nombre y primer apellido. En cuanto a las informaciones que ofrecía, afirma Zoila que no eran originales sino que, para confeccionar su periódico utilizó como referencias, una o varias obras didácticas de autores que él menciona a lo largo de su publicación.
De nuestro primer periódico musical sólo se conservan dos ejemplares en la Biblioteca Nacional que, posiblemente, fueron los únicos que vieron la luz, pues desde sus inicios careció de suficientes recursos económicos para mantenerse y a esto podemos añadir que el número de suscriptores fue exiguo.
Pese a los defectos que puedan señalarse a El Filarmónico Mensual, no podemos negar su importancia histórica por ser nuestro primer periódico musical y, aunque ignoró el ambiente musical habanera que ya había alcanzado un considerable desarrollo, los lectores pudieron conocer sobre el cortesano y eclesiástico que predominaban en la Europa de entonces. Además, sirvió como punto de partida para futuras publicaciones especializadas.

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