El Paseo del Prado
29 de agosto de 2014
|Prado entre Monte y Malecón.
El Paseo del Prado habanero fue por muchos años la avenida más importante y de mayor belleza de nuestra ciudad. Hoy sigue siendo lugar de atracción para el visitante extranjero y un sitio querido y de preferencia para todos los habitantes de la capital y de nuestra isla.
Quedó trazado en 1772 durante el gobierno del Marqués de La Torre y tomó por entonces el nombre de Paseo Extramuros, por encontrarse fuera del recinto amurallado. Aquí el paseo en carruaje cobró más fuerza que el paseo a pie para disfrutar de la excelencia del paisaje, de ahí que los coches tirados por caballos lo recorrían una y otra vez de un extremo al otro.
Bajo el gobierno de Tacón (1834-38) se remodeló y amplió, para entonces se levantó próximo al litoral, el edificio de la cárcel (desaparecido); el Teatro Tacón y el Campo de Marte al otro extremo, espacio propio para revistas militares. En el XIX durante un tiempo se hizo solo peatonal. En la segunda mitad de esa centuria comenzaron a levantarse a todo lo largo de su recorrido excelentes mansiones que fueron a sustituir a las más antiguas, abrigando en su interior la función doméstica y comercial, se construyeron además hoteles y centros de recreación.
En 1902, con la intervención norteamericana, se llevó a cabo su reconstrucción. De este modo se vinculó al Parque Central y dejó sus secciones bien definidas: una zona arbolada peatonal con calles laterales; una zona vial con parqueo y la plazoleta de la fuente de La India en uno de sus extremos. En sus terrenos se ubicaron construcciones civiles de marcado uso social: sociedades de recreo; hoteles; cines; teatros e importantes mansiones de marcada filiación al eclecticismo, con las más variadas formas en el diseño de las fachadas. Se remodeló su infraestructura: arbolado, mobiliario y alumbrado. Se asfaltaron las calles laterales por vez primera en La Habana, de ahí que se incorporó el automóvil en sus paseos.
En 1928 se remodeló adquiriendo la apariencia que ha llegado al presente. Avanzado el siglo XX perdió su carácter residencial y fueron ocupados los edificios por vecinos de poca solvencia, se convirtieron en viviendas colectivas y hospedajes para personas de pocos recursos. La inclusión de sus terrenos dentro de los límites del Centro Histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1982, fue el factor preponderante para comenzar a trabajar en su paulatina recuperación.
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