El Malecón habanero

8 de enero de 2016

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Zenaida Iglesias Sánchez

 

 

 

Privilegio y orgullo de los habaneros es el litoral de la ciudad, porque les permite disfrutar de un paseo agradable contemplando el horizonte y disfrutando de la brisa marina en sus atardeceres. De ahí que el Malecón sea un lugar emblemático para todo el que llega a La Habana, desde el momento mismo de su creación.

 

 
Se construyó sobre los arrecifes costeros alcanzando una extensión de 8 kilómetros, por lo cual se hizo necesario tomar espacio de la costa y rellenar para construir la vía vehicular y el muro de contención bordeando todo su recorrido, que funcionó también a modo de galería, mirador y asiento para el descanso. Su construcción comenzó hacia 1902 y el primer tramo finalizó después de seis años de comenzados los trabajos. Transcurrieron algunas décadas para que se viera totalmente terminado en 1958, tal como llega a la actualidad.

 

 
El Malecón fue utilizado con fines recreativos, motivo de esparcimiento y de baños de mar en sus orígenes, devino después en una vía construida con los edificios hacia el lado sur, que se fueron extendiendo paulatinamente a lo largo de toda la vía, mostrando una variada gama de estilos y sistemas constructivos, sin que por ello perdiera la función recreativa, escenario de los carnavales capitalinos fundamentalmente.

 

 
Por otro lado, los habitantes de la ciudad han tenido que convivir con las penetraciones del mar frente a fenómenos meteorológicos que han provocado considerables estragos. Para ello, diferentes instituciones de gobierno se han dado a la tarea de buscar soluciones ante estas incontinencias. Además, se han realizado distintas propuestas para la rehabilitación gradual de su recorrido por parte de los especialistas del Plan Especial para la rehabilitación integral del Malecón, tomando en cuenta los considerables exponentes de alto valor patrimonial incluidos en su trayectoria, tal es el caso de los Monumentos al General Máximo Gómez, Antonio Maceo y los Estudiantes de Medicina.

 

 
Hoy a todo largo del Malecón habanero se desarrollan actividades sociales, culturales, festivas, políticas y deportivas. Se le ve siempre rodeado de habitantes y turistas en sus frecuentes paseos, otros lo prefieren para pescar. Constituye en el presente una de las vías de tráfico vehicular más importante de la capital, que permite la comunicación de un extremo a otro de la ciudad.