El lied
10 de septiembre de 2019
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Mi comentario de hoy estará dedicado a un tipo de canción que se caracteriza, sobre todo, por la excelencia de la música y el texto, y cuyo término fue acuñado en Alemania como: lied.
El lied (en plural: lieder) exige del compositor un dominio absoluto del texto y de la armonía, y del pianista que lo acompaña, características de solista, pues en la partitura, tanto la voz como el acompañamiento juegan un rol idéntico, es decir, hay momentos en que el piano realiza pasajes solistas que deben estar a la altura del cantante. Pero el asunto no es tan sencillo, como se verá más adelante
Aunque algunos compositores del Clasicismo escribieron lieder, fue en el Romanticismo cuando este género adquirió verdadera importancia, y Schubert se convirtió en “el padre del lied”; pero él no dedicó al pianista un destacado rol, lo que sí fue explotado por Schumann.
Aunque Alemania fue precursor del lied, éste se extendió a otros países europeos. En Francia, por ejemplo, fue cultivado por compositores como: Berlioz, Debussy y Ravel, entre otros; en Rusia sobresale Rachmáninov; en Inglaterra, Britten; en España debo destacar a Granados, con sus Siete Canciones Populares. En Cuba, Lecuona creó hermosos lieder, entre los que puedo mencionar su “Canción del amor triste”, con texto de Juana de Ibarbourou.
Respecto al rol protagónico del piano, éste fue adquiriendo cada vez mayor importancia, lo que exige del pianista no sólo el dominio de su instrumento, sino una identificación absoluta con la cantante (o el cantante), para que la intención poética de la obra no se pierda. Como puede imaginarse, para un pianista solista, acostumbrado a crear su propia versión de cada partitura, esa labor no es fácil, sobre todo si acompaña a varios intérpretes de lieder, donde cada uno de ellos es diferente, y es por eso que muchos prefieren no aceptar el reto; sin embargo, el sólo acercamiento al género, le aportará vivencias extraordinarias.
Un aspecto importante a destacar, es que en el lied –aunque es una obra eminentemente poética– no se puede dar mayor importancia al texto, porque la música está íntimamente ligada a él y, en ocasiones, eleva la emoción a un nivel que quizás sin ella no hubiera alcanzado. Como todos sabemos, en una partitura escrita para la voz, el cantante debe escoger los momentos en que tendrá que respirar, lo que el pianista que le acompaña tiene que conocer en los ensayos para que, en la actuación, todo fluya como debe ser.
Espero que este comentario le haya motivado a indagar más sobre el lied que, por ser un género perteneciente a la denominada música “culta”, solo es cultivado por intérpretes dedicados a ella.
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