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El inolvidable Lecuona (II)

13 de febrero de 2018

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Ya el lector sabe que, al conmemorarse 55 años del fallecimiento de Ernesto Lecuona, estoy escribiendo una serie de comentarios relacionados con sus misivas, rescatadas por Ramón Fajardo, como homenaje póstumo a ese gran músico cubano.

Para quienes no sepan que Lecuona estuvo muy ligado a la radio –no solo en Cuba– ofreceré fragmentos de una carta enviada durante su estancia en Argentina en la década de los años 30 de la pasada centuria, donde ofrece su opinión acerca de este importante medio de comunicación masiva que, por entonces, estaba en manos de dueños como Goar Mestre y Amado Trinidad.

Para demostrar que la cantidad de radios no son los que hacen que el negocio radial esté por el suelo, como se dice siempre en Cuba, informaré de las emisoras que hay en Buenos Aires: Radio El Mundo, Radio Belgrano, Radio Prieto, Radio Municipal, Radio Splendid, Radio Stentor, Radio Cultura, Radio Ultra, Radio Fénix, Radio Excelsior, Radio Argentina, Radio París, La  Voz del Aire, Radio Callao, Radio del Pueblo, Radio Rivadavia, Radio Mirtre, Radio del Estado, Radio Porteño y Radio Provincia. El negocio de la radio no está en que haya cuatro o seis emisoras. Está, como siempre lo he dicho, en los programas. Mientras los artistas y los actores que participan en esos programas no sean exclusivos de “tal” radio, no podrá haber negocio o, por lo menos, el negocio será siempre malo. /…/ Mientras las radios directamente o los hombres de negocios permanentes en radio, no hagan contratos exclusivos cuando deban hacerlos, no habrá negocio de radio en Cuba, nada más que para una Imperio Argentina, o un Vargas, o Esperanza Iris, etc. ¿Por qué? Porque estos artistas no figuraron en otros programas que en los de una destacada firma comercial. Y para oír a esos artistas, había que oír durante una hora, el anuncio comercial /…/ Este es el sistema de aquí, de México, de España, de Río de Janeiro, etc. /…/ mientras actuó Imperio Argentina, yo pude comprobar que la Cadena Crusellas la tenían sintonizada todos los aparatos de radio de La Habana, por consiguiente, el dinero que se le pagó a la Imperio estuvo, a mi juicio, bien pagado, porque tuvo el “golpe” publicitario más efectivo que registran los anales de la radiodifusión en Cuba. Puesto que ese exceso de oyentes que tuvo la Imperio, oían, a la vez, el producto que anunciaba Crusellas”.

Aquí aclara Fajardo en sus notas, que las presentaciones radiales de Imperio Argentina entre el 9 y el 15 de diciembre de 1936, patrocinadas por la Cadena Crusellas, fueron diarias, de una hora de duración a las que, en términos de propaganda se les denominó: “Semana Imperio Argentina”.

Todos sabemos que el maestro Lecuona obtuvo muchos éxitos como pianista y compositor, sin olvidar su eficiencia para organizar espectáculos teatrales y conciertos públicos, razones por las cuales recibió muchos reconocimientos nacionales e internacionales. Pero siempre digo que la envidia es la madre de todos los defectos humanos, lo que confirmamos a diario en nuestro entorno social. En el caso de Lecuona, fue admirado por muchos y envidiado por quienes no podían situarse a su altura y utilizaron estrategias tan despreciables como la difamación. En algunas de sus cartas él da respuesta a comentarios de este tipo, publicados en la prensa plana, los cuales le mostraré en mi próximo comentario.

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