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El Hotel Regis II

18 de julio de 2014

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En 1943, el edificio fue reformado por la Cía. Reconstructora de Bienes Inmuebles, añadiéndosele dos plantas más, por lo que llegó a alcanzar cinco niveles en total. Tenía todos sus servicios sanitarios completos, escalera y elevador para las plantas altas dedicadas a vivienda. La planta baja estaba formada por un salón para establecimiento y otra parte para vivienda. Ya aparecía con el número 163 de la última rotulación. En 1953  vuelve a ser objeto de una ampliación, esta vez para refundirse con la casa de Prado  nº 161, antes 49.
En ese año las plantas superiores del edificio son arrendadas a María Arminda Cortiñas y López, quien emprenderá las transformaciones permitidas para convertir la casa de huéspedes de Prado 163, junto al terreno adquirido de la casa número 161, en el hotel Regis. Este contrato excluía un local compuesto de un salón corrido destinado a establecimiento en la planta baja, con frente al Paseo del Prado y la calle Colón que estaba alquilado a la Sociedad de Fiallo y Compañía,  y un nuevo local que se construía entonces con frente al mismo Prado.

Hotel Regis,anuncio de la década de 1950 (Custom)

No obstante, a que las obras fueron terminadas en 1955, en el Urbe de La Habana, de 1954, aparece registrado el hotel Regis. Igualmente, en las décadas anteriores, en guías y directorios comerciales, solo constan los usos comerciales de la planta baja: fonda, café, bar y la vidriera de tabacos y cigarros, y con más detalles, en la Guía Especial de La Habana 1932, se menciona al American Bar. En el propio Urbe de 1954, además del hotel Regis, se nombra la Casa de Huéspedes de Andrés Oria, el café de Fiallo y Cía y el Salón Fausto.
En 1956, el Archivo de Amillaramiento refiere un local grande dedicado a café, cantina, cafetería y bar, como también un local desocupado por el frente al Paseo del Prado; por la calle de Colón, el vestíbulo del hotel que ocupaba las cuatro plantas en total.
En 1964, aún el inmueble era explotado por Matilde Trobo y Jesús Pernas, para los fines a los que se dedicó en la década del cincuenta, en la cual, a pesar de anunciarse con el confort del aire acondicionado, no gozó de la celebridad de otros hoteles habaneros. Al nacionalizar el Estado estas empresas, el inmueble cambió de propietario, pero no de función, y aunque hotel venido a menos, siguió desempeñándose como tal en los años setenta y ochenta del siglo XX. En la década de 1990, se convirtió en casa de vecindad, en tanto los bajos han mantenido la función comercial hasta la actualidad.

Hotel Regis (Custom)

El edificio de planta baja con portal y dos niveles altos, entonces dedicado a comercio y casa de huéspedes en 1909, se afilió a los códigos del eclecticismo en boga en las primeras décadas del siglo XX. La composición de su fachada fue resuelta con la continuidad de vanos simétricos, cerrados con carpintería francesa. Luego los arcos se ornamentaron con claves resaltadas.
En la decoración se alternan los elementos clásicos como las pilastras jónicas, lo aleros y cornisas denticuladas, empleando así mismo distintas variantes del arco en cada nivel: carpanel y de herradura, para el primero y segundo, respectivamente, mientras al arquitrabe del portal se le rellenaron los extremos con molduras, dando la sensación de una esquina porticada. Al parecer, el tipo de arco fue transformado en el proceso de ejecución y ampliaciones posteriores, pues en los planos que presentó el propietario a la Alcaldía Municipal, en 1907, estos eran de medio punto. Las últimas plantas retomaron luego el arco carpanel en el tercer piso y el de medio punto para el cuarto. Todo el edificio se remató con un pretil corrido de mampostería.
Un balcón corrido de hierro con elaborada factura bordea el ángulo de Prado y Colón, en tanto el resto de los vanos tienen balcones individuales. Las medianerías están protegidas con guardavecinos de igual material y diseño.
A primera vista se distinguen los dos niveles añadidos en décadas posteriores, mientras la ampliación con la casa Prado nº 161 quedó diluida sabiamente dentro del diseño original del edificio.
Su distribución espacial corresponde a la típica casa proyectada para viviendas destinadas a la renta, donde predominan las habitaciones en hilera alternando con el resto de las áreas de servicio, y aunque las mismas fueron aumentadas en número y modernizadas en las décadas del cuarenta y el cincuenta, el hotel no alcanzó a tener la magnificencia de otros congéneres de la capital.
Tomando la categoría establecida  por la Ley de Monumentos, para proteger y preservar las edificaciones, según sus valores patrimoniales intrínsecos, el hotel Regis posee Grado de Protección III.

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