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El gran valor que José Martí le concedió al trabajo y al papel de los trabajadores

2 de mayo de 2014

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27011-fotografia-gJosé Martí calificó al trabajo como el dulcísimo consuelo y como fuente de orígenes. De manera muy especial resaltó la importancia que tenía el trabajo manual y  la labor de los que realizaban su faena en los talleres.
Él desenvolvió su vida vinculado mucho más directamente a una labor de tipo intelectual porque trabajó de modo esencial como maestro, como periodista y como representante diplomático.
No obstante,  supo apreciar la trascendencia que tenía la función de los obreros y se mostró partidario de mantener con ellos una estrecha y constante relación e incluso elogió la presencia de grandes figuras culturales en los talleres.
Precisamente en un trabajo publicado en los Estados Unidos de América él resaltó la significación de la visita de dos relevantes músicos cubanos, en este caso Rafael Albertini e Ignacio Cervantes, a un taller de Cayo Hueso. En relación con esto comentó: “Los hombres enteros, los cubanos creadores, los cubanos fundadores, suben, orgullosos, las escaleras de los talleres como acaban de subir las de los talleres del Cayo nuestros dos grandes músicos Albertini y Cervantes.”
Igualmente resaltó Martí en su reseña periodística el simbolismo que se había producido en ese instante cuando se interrelacionaron los creadores culturales con aquellos que también resultaban ser creadores de riquezas desde el punto de vista material.
Y en relación con esto manifestó: “Ni se escapó jamás del teclado soberano del uno, ni del violín del otro impecable del otro, armonía semejante a la de aquella visita de los hombres del trabajo de salón a los hombres del trabajo de la fábrica.”
Añadió  que ello era como un himno, como una promesa de paz, como una proclama de concordia.
En otras ocasiones Martí hizo referencia a aspectos relacionados con el trabajo y precisó la significación que éste tenía para el desarrollo de la vida de los seres humanos.
Precisamente él aseguró que el que debe su bienestar a su trabajo, ha ocupado su vida en crear y transformar fuerzas, y emplear las propias, tiene el ojo alegre, la palabra pintoresca y profunda, las espaldas anchas y la mano segura.
Expresó que se ve que son esos los que hacen el mundo, y engrandecidos sin saberlo acaso, por el ejercicio de su poder de creación, tienen cierto aire de gigantes dichosos, e inspiran ternura y respeto.
La trascendencia que le concediese al quehacer cotidiano de los trabajadores puede aquilatarse en una breve pero relevante frase también expresada por él.
Para Martí el hombre crece con el trabajo que sale de sus manos.
Además detalló algo que tiene un gran simbolismo al puntualizar: “ …taller es la vida entera, taller es cada hombre.”
En correspondencia plena con sus criterios de la no separación entre la labor de los creadores intelectuales y los manuales Martí abogó  por la unión necesaria que debía existir entre todos los trabajadores, y por hacer prevalecer el respeto y la  interrelación de los diversos oficios y profesiones, sin menosprecio de ninguna actividad.
Y como ejemplo de esto puedo citar otro concepto muy importante expuesto por él que tiene mucha significación  y vigencia.
En el trabajo que he hecho referencia en el cual reflejó la presencia de dos relevantes músicos cubanos en un taller de Cayo Hueso, planteó lo siguiente: “No peligra, no tiene que temer, un pueblo que junta conmovido, que junta espontáneo, sus diversos oficios, allí donde los pueblos se maduran y se aseguran; allí donde los pueblos aprenden el hábito y los métodos de crear, en los talleres.”
Me he referido esencialmente a los conceptos señalados por Martí sobre el trabajo, pero él además  habló y-ó escribió acerca de los trabajadores como tal.
Resaltó, por ejemplo, la importancia que los trabajadores estuvieran capacitados. Al respecto afirmó en un trabajo publicado en Nueva York en mayo de 1883: “ Hay tanta diferencia, de un trabajador ignorante, mero diente de rueda o palanca de máquina, a un trabajador inteligente, vapor que la mueve.”
Calificó Martí a los trabajadores como un gran sacerdote vivo en otro trabajo, en este caso publicado en La América en febrero de 1884.
Dos años más tarde en una de sus colaboraciones  identificada como Carta a la República, publicado en Honduras, exactamente el 14 de agosto de 1886, igualmente resaltó que  se viene encima, amasado por los trabajadores, un universo nuevo.
De Martí y sus apreciaciones sobre el trabajo y los trabajadores  trató el destacado investigador cubano, el Doctor en Ciencias Históricas José Cantón Navarro en un libro titulado José Martí y los trabajadores.
En la citada obra se reflejan consideraciones detalladas por Martí con respecto a los trabajadores en general e incluso también las experiencias que le aportó su vinculación con trabajadores cubanos que laboraban en los Estados Unidos de América, país donde vivió durante casi 15 años.
El Doctor Cantón Navarro planteó al respecto: “Es esa comprobación diaria de la firmeza de los trabajadores, de su ilimitado espíritu de sacrificio en la defensa de la sagrada causa independentista, lo que hace que Martí deposite en ellos una absoluta confianza. Esta seguridad en los obreros, y la preocupación por la actitud de la futura república ante el problema social, que no se plantean con toda claridad en documentos oficiales del partido Revolucionario Cubano, se desbordan a cada paso en cartas y discursos, así como en la actuación práctica de Martí.

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