El Gabo sí tuvo quien lo filmara en Cuba (II)
18 de septiembre de 2017
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El verano ¿feliz? de la señora Forbes
Locaciones de la isla sirvieron como locación para dos de los seis filmes que conformaron la serie Amores difíciles, sobre historias de García Márquez: El verano de la señora Forbes, dirigido por el mexicano Jaime Humberto Hermosillo, y Cartas del parque, realizada por Tomás Gutiérrez Alea. Todos fueron coproducidos por TV Española e International Network Group con el auspicio de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano entre 1987 y 1988.
«… Muy pronto descubrimos que era la señora Forbes que se pasaba la noche viviendo la vida real de mujer solitaria que ella misma hubiera reprobado durante el día». Así relata un niño de nueve años la revelación del disipado comportamiento nocturno de la institutriz alemana que transformó sus vacaciones de verano en un verdadero infierno para él y su hermano dos años menor. Con el arribo a la isla de Pantelaria, en el extremo meridional de Sicilia, aquella mujer de atuendo marcial impuso su mandato como celosa guardiana de las buenas costumbres y conductas en sociedad. Soportaron estoicamente rigores, reprimendas, órdenes terminantes, una inviolable rutina, advertencias, a las que solo escapó Orestes, el muchacho veinteañero que les enseñaba a bucear. Entonces se percataron de que en sus noches de desahogo «no era tan estricta consigo misma» como con ellos…
El argumento de un cuento de Gabriel García Márquez, de cuyo título desapareció el adjetivo feliz, calificador de aquellas semanas de asueto, y el nombre de Aquiles identificó al joven detonante de la pasión abrasadora, incitó la imaginación del realizador mexicano Juan Humberto Hermosillo. Así surgió El verano de la señora Forbes, capítulo de la serie sobre «amores contrariados», como los definiera el propio autor y coguionista de una adaptación fiel a la esencia y la letra, si bien la historia fue traspuesta para una zona costera de México, el niño dejó de asumir el punto de vista narrativo y fueron introducidos elementos capitales en un intento por justificar el sangriento desenlace.
Hermosillo es un controvertido cineasta de quien puede esperarse todo, poseedor de un universo personal con propensión al abordaje de temas y personajes escabrosos, con particular énfasis en la homosexualidad. Su filmografía desigual, iniciada con la comedia La verdadera vocación de Magdalena (1971), oscila desde películas de cierto interés: El cumpleaños del perro (1974), La pasión según Berenice (1975), Matinée (1976), Naufragio (1977), a su digna versión de María de mi corazón (1979), sobre otro relato de García Márquez, laureada en Cartagena y La Habana, o Doña Herlinda y su hijo (1984), punto culminante de esta etapa; obras fallidas como Confidencias (1982) y El corazón de la noche (1983), hasta Clandestino destino (1987), uno de los filmes latinoamericanos más deplorables en mucho tiempo.
«Lo que más me atrae de esta historia es la doble personalidad de la señora Forbes, que permite un desplazamiento de simpatías por parte de los espectadores hacia los personajes –escribió Hermosillo–. Y conseguir que a la señora Forbes se la deteste primero, se la comprenda luego y se la compadezca finalmente, provocando así espanto y catarsis para lograr el nivel de grandeza y tragedia moderna que contiene esta historia garciamarquiana».
Desprovista del encanto de la sugerencia, la traducción en imágenes adolece de la innecesaria dilatación de una trama que bastaba para un mediometraje. La ruptura de la señora Forbes «con sus propias prédicas de austeridad y compostura», mientras canta o declama en alemán baladas de Schiller, que resquebraja su autoritario régimen, por ejemplo, requería de la síntesis original y no distribuirse en varias secuencias para cubrir mayor tiempo en pantalla. Pese a que admira hasta el delirio obras de Visconti (El Gatopardo) y Kurosawa (Dersu Uzala), no es Hermosillo director preocupado por búsquedas esteticistas, sino más bien por variaciones sobre un mismo tema. La fotografía de Rodrigo García, hijo del Gabo en una de sus primera experiencias detrás de una cámara, resulta plana en su afán de mostrar la exuberante belleza de las locaciones cubanas, por encima del conflicto de los personajes.
El carácter central parece haber sido concebido para la actriz germana Hanna Schygulla, quien con su «hermosa voz de soldado», se ciñe a los rasgos de esa «férrea y lánguida mujer otoñal que recitaba de memoria una lección de urbanidad». La musa de Rainer Werner Fassbinder, como la llaman por su prolongada y fructífera relación con el desaparecido cineasta alemán que la lanzó al ruedo internacional con apenas dos títulos consagratorios de su muy prolífera obra: El matrimonio de María Braun (Die Ehe der Maria Braun, 1978) y Lili Marleen (1981), coincidió con Hermosillo en la sugestión ejercida por la doble personalidad de la señora Forbes. «Otro de los matices que me interesa del personaje es su independencia y el sacrificio que hace para mantenerla», expresó en la presentación de la serie en el Festival de Valladolid, previa a su emisión por Televisión Española (TVE). También le atrajo la combinación de realismo, magia y fantasía, para aceptar el papel, que calificó de: «una especie de Doctor Jeckyll y Mister Hyde». Su profesionalismo al encarnar a la severa institutriz es quizás lo más trascendente del filme, que no deviene vehículo para la habitual explosión de sus ilimitadas facultades, rodeada por alguna naturalidad en los noveles intérpretes escogidos para sus pupilos, y con el actor cubano Francisco Gattorno, evidentemente cohibido por la arrolladora presencia de tan magna figura, ser obligado a hablar con acento mexicano y las características atribuidas a su vulnerable Aquiles.
El productor Evelio Delgado, el editor Nelson Rodríguez, el compositor Sergio Vitier y el sonidista Carlos Fernández, además del actor Roberto Perdomo, figuraron en este fallido filme en representación del ICAIC. En el pronunciado declive de la trayectoria de Jaime Humberto Hermosillo, El verano de la señora Forbes recupera algo de su maltrecho prestigio; en la reputada filmografía de la Schygulla es un título del cual puede prescindir; en el contexto de la serie Amores difíciles, uno de los capítulos portadores de esa rara virtud de escindir los criterios en extremos opuestos. (Continuará)
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